Siempre andamos batallando con el problema del espacio. Yo, que he vivido en un minipiso durante cuatro años, sé lo difícil que se te hace organizar una cocina de proporciones minúsculas para almacenar cosas básicas como la leche o los productos de limpieza. Hoy os traigo una cocina pequeña en la que han multiplicado el espacio a base de cambiar su planteamiento.
En el “antes” tenemos el fregadero bajo la ventana, lo que nos obliga a una distribución de los muebles en L. En una pared quedan todos los muebles y electrodomésticos, mientras que en la otra se nos queda vacía, con un espacio en blanco ocupado con una mesa y un par de sillas para poder comer en la cocina.
Como podéis imaginar, los cambios han venido procedentes tanto de los azulejos como de los muebles, que aparecen ajados. De hecho, el mueble que hay bajo el fregadero ni siquiera se cierra, y los demás no se aprecia bien pero seguro que también tendrían sus problemas.
La solución ha pasado por quitar el fregadero de su lugar original para moverlo a un lateral. De este modo la distribución en L pasa a ser una distribución en dos líneas paralelas. Se ha perdido el espacio para comer pero se ha ganado un montón de almacenamiento y nuevos electrodomésticos.
Los nuevos muebles aprovechan mejor el espacio disponible ya que llegan hasta el techo y son más modernos. Si os fijáis ya no se ven los azulejos y en el lado derecho se ha puesto un friso en espejo con lo que ganamos amplitud visual (aunque si me preguntáis a mí, tal vez no habría elegido esa opción). El último cambio que vemos es el suelo, más oscuro acorde con el resto de los muebles de la estancia. ¿Os convence la nueva distribución de esta pequeña cocina?
Vía | Apartment Therapy
Más información | The Sweeten
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