¿Quién dijo que las reformas eran solo para lugares de la casa que se ven? Hoy os traigo una alacena reformada y reorganizada. Como tantas otras veces, lo mejor de este post está en su interior y solo está hecho para que lo disfruten los propios habitantes de la casa.
El interior de esta alacena ha sufrido lo que denomino “el síndrome del uso diario”, por el que, por mucho que ordenes los objetos dentro de un armario estos acaban amontonándose creando el caos. Por si eso fuera poco, las baldas son unas antiestéticas rejillas, cosa que es buena idea porque tienden a acumular menos suciedad que las tablas pero que son un poco feas a la vista.
Como veis, el primer trabajo que hicieron con la alacena fue pintarla por dentro de un color aguamarina que está hoy más que nunca de moda. Además completaron el conjunto con unas baldas de madera blanca a juego con la puerta y terminaron prescindiendo de las antiestéticas cajas de los productos usando botes transparentes.
En conjunto, me encanta cómo queda la alacena reorganizada en el después pero no sé si es muy práctico, ya que antes cabían más cosas (feas) que ahora, por mucho que hayan puesto una balda más. Me parece una buena idea lo de decorar espacios que no se ven porque al fin y al cabo tenemos que vivir en casas que nos tienen que gustar. ¿Vosotros decoráis el interior de vuestros muebles?
Vía | Apartment Therapy
En Decoesfera | Antes y después: una pequeña cocina llena de grandes ideas
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