Las cocinas abiertas e integradas en el salón están cada día más de moda. Por comodidad, y sobre todo, porque, permiten ahorrar metros cuadrados y dan mayor sensación de amplitud en una casa al permitir crear espacios diáfanos, permitiendo a la vez proporcionar luz natural a la cocina.
Aún así, tener una cocina abierta también conlleva inconvenientes, como el hecho de que el olor a comida se extiende por el salón. Una posible solución a este problema es acristalar la cocina, tal y como podemos ver en este apartamento en Roma.
Esta cocina abierta y acristalada está en un apartamento de 80 metros cuadrados situado en el barrio Prati de la capital italiana, como parte de una reforma que buscaba crear un gran espacio abierto en el que hacer vida y que incluyera la zona de estar, comedor y cocina.
Para integrar la cocina en este espacio, pero separándola sin necesidad de crear una barrera visual como una pared opaca, se apostó por crear un sistema acristalado con un aspecto muy industrial que permitiera ampliar visualmente el espacio, pero dotado de puertas, para aislar la cocina cuando fuera necesario.
La cocina, como podéis ver, sigue el hilo argumental decorativo del resto del apartamento, con un aspecto minimalista y con el blanco como color predominante, mezclado con muebles muy funcionales y con el toque de calidez que le proporciona el parquet de roble del suelo.
¿Qué te parece esta solución para tener una que tener una cocina integrada pero separada a la vez?
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