En esta tarde de domingo tan gris apetece quedarse en casa viendo llover en el sofá bajo una mantita, con el ordenador y la tablet en mano, para hacernos soñar con casas llenas de encanto y trasladarnos aunque sea por unos minutos a otras latitudes.
Hoy nos vamos hasta Estocolmo, la capital sueca, para conocer este pequeño apartamento situado en un edificio de los años 40 con una característica que destaca especialmente en la vivienda: la existencia de una pared de cristal para separar ambientes.
La divisoria transparente sirve para separar el salón del apartamento de dormitorio de una forma ligera. Al no utilizar una división al uso, con esta separación de cristal, que cuenta con dos accesos por cada uno de los laterales, permite dar amplitud a ambas estancias disminuyendo la sensación de estrechez del apartamento.Aunque eso sí, se carece de intimidad en caso de visitas, y siempre hay que tener impecable el dormitorio porque aquí no vale con cerrar la puerta con el desorden.
Junto al espacio de la zona de estar y dormitorio, el otro gran espacio de este apartamento es la cocina, un espacio en el que comparten protagonismo la pared de ladrillo visto del frontal, los muebles oscuros contrastando con la pared blanca de las ventanas, y la gran cantidad de macetas que ponen el toque verde a la estancia. Algunos complementos de latón le dan el toque sofisticado a la cocina, que también cuenta con una mesa para desayunar, comer o cenar, dado que en el salón no hay hueco para colocarla.
Sin duda, la pared de cristal ayuda a dar amplitud al espacio, pero también implica menos intimidad, especialmente en este caso en el que no hay puerta alguna en esta separación... ¿Le ves más ventajas o desventajas a esta solución?
Más información | Erikolsson
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