La reforma de este apartamento en Milán recupera la esencia de los clásicos y la reinterpreta con una mirada contemporánea que sorprende por su equilibrio y sofisticación. Cada estancia respira una mezcla entre memoria y modernidad, entre los ecos de una estética que todos reconocemos y la frescura de una nueva forma de habitar.
Puede que al recorrer sus espacios te asalten ciertas reminiscencias al pasado: una lámpara de formas redondeadas, un mueble con patas torneadas o un papel pintado que podría haber estado en la casa de tu abuela. Y no es casualidad.
Elementos clave en la reforma
Como explican desde el estudio de arquitectura Marcante-Testa, autores del proyecto, el punto de partida ha sido precisamente una revisión emocional del pasado, reinterpretando materiales, colores y objetos que forman parte del imaginario doméstico italiano —y europeo— para devolverles protagonismo en un contexto actual, más funcional y visualmente atrevido.
Elementos como la alfombra del salón, la tulipa de la lámpara o el papel pintado de inspiración William Morris (más propio de la casa de la abuela de tu abuela)— conviven con naturalidad en este apartamento milanés, donde las estancias se abren a un gran patio interior rebosante de vegetación.
Precisamente, esa exuberancia verde del patio ha sido la segunda gran fuente de inspiración del proyecto. Los diseñadores han convertido el color verde, en todas sus gamas y matices, en el hilo conductor de la reforma: un tono que conecta interior y exterior y aporta serenidad a los espacios.
Se han conservado muchos de los elementos originales (como el suelo de madera en espiga o las puertas), pero se les ha dado una nueva vida mediante el uso del color. En el caso del suelo, la pintura verde se extiende sutilmente para formar zócalos redondeados que delimitan el comedor y añaden un toque escultórico y contemporáneo al conjunto.
Los muebles midcentury (años 50), se mezclan con otros de fibras naturales como el mimbre en las mesas del comedor, en el cabecero de la habitación principal y en la icónica silla Emmanuelle. Piezas estas últimas muy propias de los frescos y hippies años 60.
Pero sin duda, también llaman poderosamente la atención la cocina y los baños que podían perfectamente, haber sido los que estrenaban tus padres o tus abuelos, a mediados de los años 60.
El resultado de la reforma es así de espectacular. Un trabajo original que respeta sabiamente los elementos del pasado pero los actualiza a través del uso de la pintura, el juego de colores y la combinación de estampados en paredes, suelos y baños.
Vía | Marcante Testa | architetti Colaboradores: Mattia Inno, Giulia La Delfa, Giada Mazzero Fotógrafo: Carola Ripamonti
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