Entrar en las casas de Jonathan Scott y Drew Scott es asomarse a dos maneras muy distintas de entender el hogar. Comparten oficio, éxito televisivo y obsesión por el detalle, pero cuando se trata de vivir, cada uno ha seguido su propio camino.
El resultado son dos mansiones en Los Ángeles que funcionan casi como un manifiesto personal: tradición americana frente a colonial moderno, clasicismo frente a confort familiar.
Reformas propias para proyectos de vida propios
Como no puede ser de otro modo, ambas viviendas han sido reformadas por ellos mismos, algo que añade una capa extra de interés. No son casas decoradas para Instagram, sino proyectos pensados a largo plazo, con decisiones coherentes y una lectura muy clara del espacio, que pone a prueba los consejos dados por ambos hermanos.
El resultado son dos estilos opuestos que, curiosamente, dialogan bien entre sí porque parten del mismo respeto por la arquitectura y la funcionalidad. Por un lado, la casa de Jonathan Scott, que comparte con su pareja Zooey Deschanel, es un homenaje al clasicismo americano.
Se trata de una vivienda de estilo georgiano de los años 30, adquirida en 2020 y reformada con una premisa clara: conservar su alma original. Nada de borrar el pasado, sino actualizarlo con criterio. El resultado es una mansión de grandes proporciones, rodeada de jardines, piscina y zonas exteriores que sus habitantes viven como si fuera un parque privado.
Panelados blancos y suelos de roble
Por dentro, la casa mantiene un aire solemne y elegante. Escaleras de madera, panelados blancos, suelos de roble y una distribución clásica que huye de modas pasajeras. Hay guiños contemporáneos, como muebles a medida en colores inesperados o cocinas más atrevidas, pero siempre integrados en un conjunto que respira historia. El comedor y la cocina son buen ejemplo de ese equilibrio entre respeto patrimonial y actualización estética.
Colonialismo moderno
En el extremo opuesto está la vivienda de Drew Scott, pensada desde el inicio como un hogar familiar. Vive allí con su mujer, Linda Phan, y sus hijos, y eso se nota en cada decisión. La casa, de tres plantas, responde al estilo colonial moderno: fachadas blancas, ventanas negras, líneas limpias y una distribución abierta que prioriza la luz y la comodidad del día a día.
El interior apuesta por tonos neutros, materiales nobles y una estética mucho más relajada. Madera oscura, blancos rotos y pequeños acentos dorados crean un ambiente elegante pero nada rígido. Los espacios están claramente pensados para ser usados: grandes mesas, zonas comunes amplias y dormitorios que buscan calma más que impacto visual.
La cocina como espacio de conexión
La cocina, curiosamente, es uno de los puntos de conexión entre ambas casas. Los dos hermanos comparten gusto por las campanas extractoras negras con detalles dorados, un elemento muy reconocible que aparece en ambas viviendas. A partir de ahí, cada uno interpreta el espacio a su manera: Jonathan desde el dramatismo clásico, Drew desde la funcionalidad contemporánea.
Más allá de estilos, las dos mansiones demuestran algo importante: no existe una única forma correcta de vivir bien una casa o de reformarla, incluso, obviamente, toma derivas diferentes en el caso de gemelos.
Ya sea tradición o modernidad, maximalismo o contención, lo que marca la diferencia es la coherencia y el cuidado por los detalles. En eso, los gemelos Scott juegan en casa.
Fotos | @jonathanscott y @drewscott/Instagram
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