No es nada habitual encontrar iglesias convertidas en hogares, en principio no parecen el lugar ideal para irse a vivir, pero los arquitectos holandeses de Zecc lo han logrado por partida doble, restaurando y transformando en habitables una capilla y una iglesia en Utrecht.
Hoy os voy a enseñar la capilla, que es la que más me ha gustado, y el próximo día os mostraré una impresionante iglesia de casi 500 metros cuadrados que no dejará indiferente a nadie, pero que no es tan delicada como esta.
Desde fuera ya se intuye que no se trata de una iglesia gracias al ventanal de inspiración neoplasticista (qué si no en Holanda) que contrasta con la dura fachada de ladrillo. El interior, por contra, es blanco y extremadamente luminoso, transmitiendo sensación de serenidad y modernidad.
El gran espacio abovedado se ha conservado prácticamente intacto, así como las vidrieras, que resaltan sobre el blanco predominante con sus vívidos colores y filtran la luz a su peculiar manera. También se han mantenido algunas piezas de mobiliario, como los bancos que rodean la mesa de comedor, testigos del cambio que ha sufrido la capilla.
Al fondo, una escalera nos lleva a la parte superior, donde se ha situado el estudio y donde perduran los tubos del gran órgano que presidía la capilla. Bajo el estudio, la cocina y, al fondo, una puerta que nos lleva hasta el dormitorio.
Me gusta mucho que no se haya perdido la percepción global y única del espacio, y también la sabia elección de texturas y colores, que no tratan de imitar a los de una iglesia, sino que se contraponen, distinguiendo lo nuevo de lo antiguo y enfatizando tanto los cambios como lo que permanece.
La cocina también está colocada con mucho acierto, bajo el ala del estudio, que le permite disfrutar de su propio espacio a pesar de estar en una zona de paso.
Los muebles y los colores escogidos ayudan a que se integre perfectamente con el resto de la decoración y que cuando no se esté utilizando pase prácticamente desapercibida.
Me gusta mucho el detalle de que la barra está exenta (libre por ambos lados, casi como si fuera una isla), lo que permite no solo usarla por donde mejor nos convenga, sino que podemos disfrutar de las vidrieras mientras cocinamos.
Para acabar os voy a enseñar el dormitorio y el cuarto de baño, que se han decorado con colores mucho más oscuros, tratando de diferenciarlos del claror que predomina en toda la casa y enfatizarlos como espacios privados y de relax, como una pequeña cueva donde protegernos del mundo.
Por lo que parece, la bañera, los lavabos y la cama están en una única estancia. Algo un poco raro, sobre todo porque ni siquiera están separados por elemento alguno, sino que simplemente están ahí juntos, como si fuera lo más normal del mundo. Tal vez fue una petición del cliente, pero es extraño.
En cualquier caso, esta delicada capilla convertida en hogar es un lugar único en el que vivir. Se nota que la restauración y reforma llevada a cabo por los arquitectos se ha hecho con mimo y mucho cuidado, consiguiendo una vivienda habitable sin que deje de reconocerse la capilla que antes era.
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