Marta Ortega reside en A Coruña pero tiene un pie en Madrid a donde se desplaza con regularidad con su familia. Con su patrimonio y sus posibilidades podría haber elegido residencia en alguna exclusiva urbanización asociada al lujo de la capital como La Finca, La Moraleja, Valdelagua… en donde disfrutarían de muchos metros cuadrados además de la máxima privacidad.
Sin embargo la heredera ha escogido el centro de Madrid, en concreto el barrio de Las Salesas, para disfrutar de la capital y de las ventajas de vivir en pleno centro urbano. Más allá de las más obvias (evitar el tráfico, disfrutar de la amplia oferta de ocio de Madrid…), también es todo un privilegio habitar un palacio neoclásico y disfrutar como antaño de los altos techos de tres metros, de las molduras, de sus amplia ventanales y de los mejores acabados.
El edificio del siglo XIX, rehabilitado en detalle por el arquitecto Rafael Robredo, era propiedad de Mabel Capital, una firma de inversión privada en la que participan entre otros inversores Rafa Nadal, Abel Matutes Prats y Manuel Campos Guallar.
Situado en la calle General Castaños, esta residencia tiene vistas a la plaza Villa de París, a la Iglesia de Santa Bárbara y al bonito edificio del Tribunal Supremo. Te recibe al visitarlo una preciosa fachada de estilo neoclásico con multitud de balcones y se accede al mismo por un precioso patio.
Un salón estilo parisino
El salón y todas las estancias del inmueble sorprende por sus altos techos y sus molduras recuperadas. Para el suelo han elegido un parqué de madera en espiga que conserva el espíritu original. Destacan todas las carpinterías de la casa por el tamaño de las ventanas de suelo a techo donde se han recuperado las contraventanas originales de la fachada exterior.
Las ventanas del patio cuantan con dibujo de cuadrícula que se repiten en las carpinterías interiores como las puertas de paso de cristal.
La cocina con isla
La cocina que se orienta al patio interior. Que lo que para el resto de los mortales es un patio interior al que dar la espalda, en este caso es un patio comunitario con fachada de ladrillo cubierta de plantas trepadoras.
De planta estrecha, la cocina mezcla incluye molduras y acabados de lujo como el mármol.
La piscina y el spa
El elemento mas inesperado de la finca de Marta Ortega es su piscina interior que incluye spa. Un espacio ideal para relajarse situado en la planta baja con vistas al patio.
Gimnasio comunitario
Tanto el spa como la piscina destacan por el revestimiento de ladrillo visto y los grandes ventanales de suelo a techo. Un estilo inequívocamente industrial, inspirados en los loft neoyorkinos que contrasta con el estilo neoclásico de las columnas y molduras del resto del edificio. Es como si al desarrollar nuevos usos en la finca, el arquitecto haya querido distinguir lo nuevo de lo viejo, usando un estilo muy urbano.
Imagen de portada vía Gtres
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