Parafraseando un viejo anuncio de colonias, es en los espacios pequeños donde un arquitecto se la juega. Porque todo es fácil cuando sobran los metros, pero en el diseño y la distribución de baños hace falta mucha habilidad para sacar el máximo partido sin renunciar a que sea un espacio agradable.
Al igual que hice hace tiempo en el especial sobre cocinas pequeñas, hoy, para comenzar nuestro especial baños, voy a mostraros un caso práctico. Un baño real que pide a gritos una nueva distribución, y en el que aplicaré cuatro criterios básicos que conviene seguir a la hora de diseñar un baño.
Como veis, es un baño minúsculo, de poco más de tres metros cuadrados, pero con unas buenas proporciones, que nos van a permitir organizar las piezas de manera que sea más cómodo y más espacioso.
1. Alinea las piezas
Alinear las piezas —inodoro, lavabo, ducha…— es el consejo más importante, porque es el que más ordena el espacio, permitiendo que este se perciba en toda su magnitud —aunque sea pequeña— a la vez que simplifica los recorridos dentro de la estancia.
Si os fijáis, antes había tres espacios muy reducidos, uno de ellos realmente inútil, mientras que ahora se han unificado todos los espacios en uno mucho mayor, que sirve para acceder a todas las piezas de manera cómoda y funcional.
2. Las piezas grandes, al fondo
Colocar las piezas más voluminosas al fondo, como la ducha o la bañera,es una de las mejores maneras de conseguir un baño con mayor sensación de amplitud, además de un espacio mejor aprovechado.
En este ejemplo se aprecia con claridad como al colocar la ducha al fondo, ganamos espacio para hacerla el doble de grande, sin dejar de ganar sitio para maniobrar con comodidad al salir de ella. Es algo similar a lo que ocurre con los armarios empotrados colocados al entrar en las habitaciones, que crean un mini pasillo completamente inútil y reducen significativamente el tamaño de la estancia.
3. Dar continuidad a los planos
Hace poco os comentaba la importancia del orden en la percepción de los espacios, y la continuidad de los planos era un factor crucial para que el ojo humano entendiera mejor un espacio, y sentirnos más a gusto en él.
Así, si en vez de una bañera o un plato de ducha, usamos el mismo suelo del baño para la zona de la ducha —convenientemente delimitada por una mampara— la geometría del baño será sustancialmente más sencilla, y eso contribuirá a que percibamos el espacio como más ordenado y agradable.
4. Aprovechar las transparencias
En un baño tan pequeño —y en general todos lo son— hay que aprovechar y poner en práctica todos los recursos posibles para que el espacio resulte lo más amplio posible.
Así, a la hora de escoger cómo separar la zona de la ducha del resto del baño, es crucial utilizar un mampara de vidrio transparente, en vez de esmerilado o tratado al ácido, o una cortina. De esa manera, el ojo puede percibir las dimensiones del baño al completo, y aunque la ducha no sea un espacio que se pueda usar mientras utilizamos el aseo o el lavabo, es un deshago visual.
Espero que os hayan gustado estos cuatro criterios sobre el diseño y distribución de baños. Aunque no son una guía definitiva, confío en que os sirvan de ayuda a la hora de enfocar la reforma del baño.
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