Si no tienes tomates caseros es porque no quieres: así puedes plantarlos de forma fácil para que den tomates sin parar

Se trata de un cultivo muy agradecido, pues es totalmente colorista, generoso y muy fácil de cuidar

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Los tomates son la clásica cosecha de verano que empieza a proliferar en cuanto suben las temperaturas.

No obstante, su plantación tiene lugar entre finales de invierno y las primeras semanas de la primavera, así que todavía hay tiempo para ponerse manos a la obra con este cultivo.

Esta deliciosa fruta que usamos como hortaliza se puede plantar bien desde semilla de otro tomate, o desde plantel, y en cualquier caso, resulta un cultivo muy agradecido, pues es totalmente colorista, generoso y muy fácil de cuidar.

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Cuando se cultiva a partir de semilla, simplemente hay que conservar unas pepitas de tomate de la variedad elegida de un año para otro (en un lugar seco) y sembrar las entierra con sustrato universal hasta que la planta brota y es necesario trasplantarla al suelo.

Planteles, la mejor opción

Otra opción es comprar planteles de jardinería que resultan muy económicos (no llegan al euro) y ya vienen preparados para que la planta prácticamente solo tenga que echar a crecer y empezar a sacar flores que se convertirán en tomates.

Sea cual sea la opción elegida, lo importante de plantar tomates es tener una buena parcela con espacio suficiente para que crezcan verticalmente y se puedan emparrar y horizontalmente para que unas plantas respeten el espacio de las otras

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Conforme van creciendo en altura, los tomates necesitan poder agarrarse en vertical para que la planta no se desmorone y siga produciendo tomates. De este modo, bastará con dotarse de unas cañas y unas bridas en las que ir emparrando la planta principal.

Riego persistente

El riego, sobre todo en verano y cuando empiezan a apretar las temperaturas, deben mantener la planta siempre húmeda. Este es, efectivamente, el secreto de unas tomateras exitosas.

Esto se puede conseguir con un riego en días alternativos, es decir, unos tres días a la semana. Esta frecuencia puede mantenerse en dos veces por semana siempre que las temperaturas no sean muy elevadas.

El abono será otro gran aliado de una buena cosecha: este debe ser orgánico y añadirse cada dos semanas, de forma que la planta reciba los nutrientes suficientes como para agasajarnos con sus frutos.

Fotos |  Markus Spiske, Pixabay y PhotoMIX Company/Pexels,

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