Con este proyecto de Marta Sellarès comenzamos hoy una serie de posts dedicados a conocer un poco más a los interioristas noveles y sus trabajos. Esperamos que os resulten interesantes, porque estamos seguros de que haremos grandes descubrimientos. Quién sabe, quizá algún día esos noveles sean famosos y se acuerden de los que hablaron de ellos por primera vez.
Marta es una entusiasta de la decoración que vive en Barcelona, ciudad donde nació hace 27 años. Estudió Diseño de Interiores en la escuela Eina, finalizando en el 2006. Al acabar los cuatro años que duran estos estudios decidió irse Londres, su ciudad preferida, para perfeccionar inglés y vivir nuevas experiencias. A su vuelta a España trabajó en distintos estudios de interiorismo, empezando como vendedora de muebles, hasta llevar proyectos propios como el que vemos hoy.
¿Me acompañáis a conocer todos los detalles?
Los propietarios de la casa, una pareja de 55 años, no habían cambiado nada en ella desde que se casaron, así que necesitaban verdaderamente una reforma y un cambio en sus vidas. Los muebles eran los típicos coloniales oscuros, algo que cargaba muchísimo una vivienda en la que buscaban aumentar la luminosidad y disponer de un espacio independiente de comedor. Lástima que no dispongamos de planos ni de las fotos del antes.
El proyecto se basó en cumplir esas necesidades, así que lo primero que se hizo fue abrir un hueco para incorporar una habitación independiente, a la que antes se accedía por el distribuidor, al espacio del salón. Se consiguió crear así las dos zonas deseadas, salón y comedor, unidas ahora por puertas correderas con cristal.
Como véis el comedor dispone de una mesa central con capacidad para ocho comensales, sobre la que pende una lámpara de araña adaptada al gusto contemporáneo. Las sillas, en blanco envejecido a juego con la mesa, se tapizaron en una tela de pata de gallo al gusto del cliente. La pared frontal se forró con un papel de rayas en violeta y plateado, buscando atraer las miradas y romper un poco con el resto de tonalidades presentes en las dos estancias.
Supliendo las funciones que antes tenía la antigua habitación se situó debajo de la ventana un sofá cama para invitados, también en blanco envejecido y tapizado con las mismas tonalidades de la pared frontal para equilibrar el conjunto.
En el salón se utilizaron las mismas tonalidades que en el comedor: el negro, el blanco envejecido y el gris en los sofás. Gracias a la distribución de los muebles, que permite una circulación fluida, se ve un espacio amplio y funcional, donde todos los detalles están muy cuidados.
El atrezzo fue también muy estudiado. La pareja no es precisamente amante de los espacios vacíos así que Marta añadió abundantes detalles y complementos a su gusto.
Tanto en el salón como en el resto de los espacios se instaló además parquet flotante sobre el suelo existente y se sustituyeron las puertas por otras en color blanco. Con ello se consiguió darle al conjunto mayor luminosidad y un aire más actual, tal como se pretendía.
Felicitamos a Marta Sellarès por este proyecto y por animarse a compartirlo con nosotros. Si tu también eres interiorista y quieres hacerlo puedes escribirnos a través de nuestro formulario de contacto.
Más información | Marta Sellarés