Durante años, el papel pintado ha sido el protagonista indiscutible en las reformas de casas o pisos de alquiler que buscan mejorar los espacios a primera vista pero con materiales baratos, duraderos y que no lleven obras de por medio. Sin embargo, en un momento en el que el interiorismo se vuelve más consciente, sensorial y duradero, esta solución empieza a percibirse como algo superficial.
En 2026, las paredes ya no quieren decorarse, sino que quieren construirse con materiales de verdad. En este contexto, las nuevas tendencias que sustituyen al papel pintado no buscan impacto inmediato, sino atmósferas que se sientan, que envejezcan bien y que acompañen la vida cotidiana con naturalidad.
Revestimientos continuos
Los revestimientos continuos como el microcemento, los estucos minerales, las cales naturales o las arcillas sustituyen al papel pintado porque persiguen unidad y calma visual. Frente al dibujo repetido, estas superficies eliminan interrupciones y crean espacios más fluidos.
El objetivo es que la pared deje de ser un elemento protagonista para convertirse en un fondo envolvente, casi arquitectónico. Estas texturas suaves y orgánicas reaccionan a la luz, generan sombras sutiles y aportan profundidad sin necesidad de ornamento.
Además, transmiten una sensación de permanencia y no siguen una moda gráfica concreta, sino que se integran de forma atemporal en el espacio donde se instalan. Son paredes que no cansan, porque no imponen un discurso visual constante, sino que se mantienen neutras.
Panelados y relieves
Similares al papel pintado, los panelados de madera y los relieves arquitectónicos reemplazan al papel pintado con una intención clara, la de aportar ritmo y carácter desde la materia, no desde el dibujo. Es decir, son estructuras que muchas veces, al igual que el papel pintado, se instalan sin hacer obras ni taladros sobre la pared, pero en lugar de cambiar la imagen con dibujos, lo hacen con una textura o relieve.
Esta tendencia busca que la pared tenga presencia física, volumen y textura real. A diferencia del papel, que actúa como una piel superficial, los panelados construyen el espacio, lo ordenan y lo hacen más acogedor. Es una forma de decorar que no compite con el mobiliario ni con el arte, sino que lo acompaña y lo realza.
Materiales naturales en vertical
La aplicación de piedra natural, cerámica artesanal o incluso morteros de acabado rústico en paredes interiores responde a una necesidad creciente de honestidad material. Estas superficies no imitan nada, sino que directamente son lo que parecen.
El objetivo es generar una conexión emocional con lo tangible, con lo imperfecto y con lo duradero. Frente al papel pintado, que muchas veces simula texturas o paisajes, estos materiales ofrecen una experiencia sensorial real, que se ven, se tocan y envejecen con dignidad.
Paredes monocromas
La pintura sustituye al papel pintado cuando se utiliza con intención. No se trata de paredes neutras sin carácter, sino de colores profundos, envolventes y bien estudiados, aplicados con acabados mate o minerales para crear atmósferas coherentes, donde el color no decora, sino que define el estado de ánimo del espacio.
Arte y superficies únicas
Otra de las grandes razones por las que el papel pintado pierde fuerza es la búsqueda de singularidad. Los interiores actuales rehúyen lo repetido, lo industrializado y lo reconocible. Por eso, se promueve el impulso a los murales pintados a mano, piezas textiles o relieves artísticos que sustituyen al papel porque convierten la pared en una pieza única, irrepetible.
Fotografía de portada | Beata Heuman
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