No es que me haya aburrido de escribir sobre decoración navideña y me haya lanzado al tema de la decoración erótico festiva, ni mucho menos. Es más bien que me sorprende que a pesar de que llevamos años con otros colores en la paleta del interiorismo, el gris sigue reinando en nuestras vidas.
Seguimos enamorados de un color que ya sea en los muros, los muebles o los bordados de las toallas y las mantelerías, no nos abandona y no nos cansamos de él.
El gris nos gusta para cualquier estancia, ya sean en el salón, los dormitorios, el baño o la cocina. Mezclado con blanco, beige, amarilo o negro. Con rojo como color vibrante o incluso con rosa, anaranjado o mandarina. Con la gama de los azules combina realmente bien, dando un aire un poco masculino pero muy moderno al ambiente.
Una combinación que funciona muy bien es pintar los muros de gris grafito y las puertas en un gris casi negro, con los rodapiés y las molduras en blanco puro o no tan puro, porque el efecto será espectacular.
Claro que todo, incluido el techo de gris, aunque para mi gusto es un poco excesivo, con una alfombra blanca, como la que vemos en el dormitorio de arriba, resulta magnífico.
¿Os apuntáis a las sombras de grey... en decoración?
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