Con una interiorista como Sofía Olazábal, cuya formación se ha dividido entre Londres y Madrid, llevando al cabo en el trascurso de su carrera proyectos ambiciosos, este restaurante que se ubica entre encinas centenarias a escasos diez minutos del Paseo de la Castellana es el lugar pefecto para combinar gastronomía y decoración.
La Cabaña Marconi es una cabaña de techos y paredes acristaladas que permite disfrutar de la naturaleza en la que se halla enclavado pero que alberga rincones cálidos en su interior inspirados en el estilo escandinavo. Una fantasía arquitectónica pensada en azul, que combina perfectamente con los tonos neutros del resto del espacio, que dan todo el protagonismo al paisaje.
El Restaurante Cabaña Marconi convive la decoración contemporánea con la tradición rural convirtiendo un clásico invernadero en un restaurante donde conviven bibliotecas, candelabros, chimeneas y casas de pájaros. Un homenaje a las raíces suecas de sus creadores que han sabido combinarla a la perfección e implantarla en nuestros exteriores.
Según cuenta Sofía Olazábal:
Cuando surgió Cabaña Marconi, Marcos me pidió que le hiciésemos un restaurante muy acogedor, donde los clientes se sientan a gusto, como en casa y que el lugar reflejase su personalidad. La madera es el material predominante: mesas, sillas, estores de lamas, mobiliario, librerías, y los colores, el blanco, el azul (Hague Blue) y la madera natural, con algún toque de negro. Las mesas son de roble y les hicimos una hendidura que pintamos de azul para acoplar los manteles. Las sillas son de madera pintada de blanco o barnizadas y vienen de Suecia. Los manteles son una copia de la típica mantelería a rayas del País Vasco. Las librerías de DM barnizado las pusimos para crear rincones acogedores y dar esa sensación de casa. Los muebles cuberteros, se diseñaron para el local y se fabricaron en pino macizo pintado de azul.
El eje de Cabaña Marconi es la chimenea acristalada a tres caras que domina el salón. Es difícil imaginar otro lugar donde el fuego de una chimenea caliente unos ambientes totalmente acristalados y rodeados de jardines.
En cuanto a la iluminación es obra de María Covarrubias, otra firma de prestigio de la decoración española y autora de trabajos para el Museo del Prado y el Casón del Buen Retiro. La verdad es que sus lámparas de techo, son un acierto. Personalmente me encantan las sillas de barrotes pintadas de blanco, le dan al restaurante un aspecto muy cálido.
¿Qué os parece lo que Sofía Olazábal ha conseguido en la Cabaña Marconi? Un restaurante entre encinas centenarias.
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