Toda una vida dedicada a la imprenta californiana para acabar comprando un pueblo deshabitado de la España vacía e intentar rehabilitarlo. Esta es la historia de Jason Lee Beckwith, un emprendedor californiano al que la vida le ha dado un vuelco y, quien sabe, una nueva oportunidad.
Lo que comenzó siendo una mera búsqueda por internet para ampliar por los Estados Unidos su negocio hostelero del que se dedica ya hace seis años, su mujer brasileña le propuso la idea de ampliar la búsqueda por la zona de Portugal. Es aquí cuando se empezó a interesar por una casa-cueva en Granada, hasta que, por casualidad, encontró la noticia de un pueblo en venta en la frontera entre España y Portugal.
El pueblo en cuestión es Salto de Castro, un pueblo deshabitado en la provincia de Zamora que Jason Lee Beckwith ha comprado por nada más y nada menos que 310.000 euros. Su objetivo: devolverle la vida y transformarlo en un destino de interés turístico.
La decadencia de esta villa se remonta al 1989, cuando la automatización de una presa que lo sostenía provocó el traslado de la mayoría de sus habitantes a otros destinos, condenándolo al abandono perpetuo. “Aunque suene a loco supe que ese era mi futuro”, ha confesado Jason Lee Beckwith en una entrevista con EFE.
Él y su mujer serán los primeros en empadronarse en Salto de Castro en los últimos veinte años con un claro objetivo de revivir esta preciosa villa con 44 viviendas, un bar, una iglesia, una piscina y hasta un antiguo cuartel.
Para quitarle la alocada idea de la cabeza, su esposa le animó a viajar a España para ver el pueblo y tomar una decisión. Pero lo que parecía algo descabellado, no hizo más que reafirma la idea de Jason: "Tan pronto como empecé a caminar por las calles y ver todas las ruinas, supe que ese era mi futuro", aseguró.
El proyecto de Salto de Castro

Tras formalizar la compra a finales del año pasado, Jason ha regresado a España para reafirmar sus planes con Salto de Castro. La idea es abrir un hotel, un albergue, apartamentos rurales y casas de alquiler de larga estancia, eso si, siempre conservando la arquitectura original del pueblo y respetando su entorno natural, ubicado dentro de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica. "Nunca va a cambiar y eso me encanta. No vamos a construir Disneyland", afirma.

Aunque con los pies en la tierra, el pionero reconoce que su inversión es arriesgada, está decidido a apostar entre cinco y seis millones de euros para hacer de Salto de Castro un nuevo centro de atracción turística nacional. "Amo a España y esto es lo que puedo hacer para ganarme mi lugar", concluyó.
Imágenes | Vía @jasonbeckwith1
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