Hace un par de años, decidimos que además del regalito comprado, cada miembro de la familia iba a hacer un regalo "hazlo tú mismo" para entregarnos el día de Nochebuena. Es una manera divertida de introducir a los más pequeños en el arte de las manualidades y el reciclaje y sacarles del tinte consumista que han adquirido las Navidades en los últimos tiempos.
Metida de lleno en la recicladecoración navideña, en la búsqueda y fabricación de regalos me he pasado por una de mis páginas favoritas, Recyclart y he encontrado este divertido colgador para la cocina. Se trata de un antiguo rastrillo reconvertido.
No pretendo que mis criaturas vayan por el campo buscando rastrillos que luego enderecen y conviertan en útiles y funcionales colgadores, por supuesto, pero si empezamos desde ahora con pequeñas cosas: sobrantes de lanas, turulos de papel higiénico, huchas de papier machê, marcapáginas de cartulina o cubiletes para los lápices, porque se empieza por poco y se va a más. En este caso, el "pero" que le veo es que no se ha puesto nada en lo más punzante del rastrillo, creo que unos tapones de goma para evitar accidentes estarían muy bien.
¿Qué os parece este rastrillo viejo reconvertido en colgador para la cocina como detalle para la casa de un jardinero?
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