La bolsa azul de IKEA es ya parte de nuestras vidas. Porque no solamente utilizamos la bolsa FRakta cuando visitamos al gigante del mueble y la decoración sueco para hacernos más cómoda la compra. Después, la reutilizamos y la usamos para meter en el coche la compra del supermercado, o para meter objetos cuando hacemos la mudanza, o meter comida cuando nos vamos de fin de semana con los amigos.
A fin de cuentas, tiene gran capacidad, se dobla fácilmente sin ocupar mucho espacio, y además se limpia rápidamente con agua tibia. Pues bien, ahora, esa bolsa azul tan presente en las vidas de muchos de nosotros, ha sido transformada en un bolso de lujo por Balenciaga, incorporando incluso las cuatro asas de la bolsa original.
Realmente, los parecidos entre la bolsa de IKEA y el bolso de Balenciaga no son casualidad. El diseñador de origen georgiano, Demma Gvasalia, está empeñado en reconvertir iconos de la cultura popular, aunque cambiando los materiales, y subiendo el precio evidentemente.
En el caso de la tote bag de Balenciaga, la bolsa inspirada en este clásico de IKEA ha sustituido el polipropileno de la original por una piel pulida y arrugada en el mismo azul eléctrico. Un azul que por cierto, está presente en otros muchos complementos de la firma de lujo esta temporada. Respecto al precio, ya podéis imaginar que frente a los 0,50 céntimos que cuesta la bolsa Frakta, el bolso de Balenciaga cuesta la friolera de 1.700 euros.
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