Las puertas antiguas tienen historia, pero no siempre ese encanto natural que le buscamos a las antigüedades en las casas de hoy día. Algunas simplemente han perdido la batalla contra el paso del tiempo, fichan por tonos pasados de moda, cristales que restan luz o diseños que no encajan con el estilo actual de tu casa. ¿La buena noticia? No necesitas cambiarlas para darles una segunda vida.
Eso fue lo que se hizo con una de esas puertas "feuchas" que pedía a gritos un cambio. Tenía un cristal traslúcido de color amarillo en el centro, un marco de color blanco y un aire ochentero que desentonaba con el resto del ambiente. Pero con un poco de ingenio, materiales sencillos y ganas de renovar, ahora parece una puerta totalmente nueva: blanca, moderna y perfecta para un interior más fresco y actual.
El después de una puerta que gritaba un cambio
Era el tipo de puerta que pasas por alto. El cristal amarillento quitaba luz en lugar de dejarla pasar, y su diseño ya no encajaba con el estilo renovado del espacio. Cambiarla por completo era una opción, pero ¿por qué no intentar transformarla? Para ello, bastó con quitarla de su lugar y empezar este proceso de transformación DIY tan fácil y resultón.
Primero, comenzamos lijando toda la superficie hasta que se quede completamente lisa y lista para volver a pintar. Para el cristal, basta con unas planchas de MDF, un pegamento adhesivo y tapamos el hueco traslúcido. Así conseguimos una superficie lisa, uniforme y mucho más estética.
Luego vino el toque mágico, un poco de pintura blanca para unificar, refrescar y modernizar. El resultado es sorprendente. Ya no parece una puerta vieja reformada, ahora parece una puerta completamente nueva, que encaja perfectamente con la decoración de toda la casa.
Si quieres un acabado más sofisticado, puedes añadir molduras decorativas o pintar la puerta en un color atrevido. También puedes cambiar la manilla por una más actual y el resultado será aún más impactante.
Fotografías | Vía @lovinhope__
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