Reutilizar productos desechables es una realidad muy habitual en el mundo DIY. ¿Pero qué pasa con los muebles viejos y antigüedades que tenemos en casa de nuestros abuelos? Heredar este tipo de cosas tiene un valor muy sentimental que podemos trasladar dentro de nuestra casa. Solo hace falta que aprendamos unos cuantos tips de reciclaje, y listo.
Por ejemplo, hemos visto la idea de reutilizar una mesa vieja del jardín o incluso una silla que estaba destinada acabar en el punto limpio. ¡Pero mira esta forma de reciclar una cómoda de toda la vida!
El después de una cómoda vieja de toda la vida
Dar una segunda vida a un mueble antiguo es mucho más que restaurar madera, es reimaginar un objeto con historia y convertirlo en una pieza protagonista dentro del hogar. Eso fue precisamente lo que ocurrió con esta cómoda de madera maciza, heredada y algo olvidada, que ahora luce con carácter renovado, elegancia contemporánea y un toque artesanal inconfundible.
Lo primero fue quitar todas las puertas y cajones. Esta cómoda pedía a gritos una renovación a fondo, así que desmontarla permite trabajar mejor cada parte por separado y analizar en detalle el estado de la madera. Un buen lijado fue clave para eliminar restos de barnices antiguos, pequeñas imperfecciones y preparar la superficie para su nuevo acabado.
Con el fin de mantener el alma natural del mueble, pero con un giro más moderno y contrastado, se optó por pintar la estructura de la cómoda en color negro mate, lo que le dio un aire contemporáneo y sofisticado. En cambio, los cajones se quedaron en un tono madera natural, aplicando solo barniz transparente para proteger y realzar la veta original.
Uno de los grandes cambios estuvo en los tiradores, que se reemplazaron por unos modelos modernos en negro, con líneas sencillas que armonizan con la estructura pintada. Este simple gesto ayudó a actualizar el mueble sin restarle personalidad.
Pero la gran transformación vino en el frontal de la puerta. Para darle volumen y carácter, se han colocado listones de madera en 3D. Esta intervención no solo aporta un efecto visual impactante, sino también una dimensión táctil que eleva la presencia del mueble.
Y como los detalles también importan, el interior de los cajones se han forrado con un papel pintado estampado, creativo, alegre pero discreto, que convierte cada apertura en una pequeña sorpresa visual. Este toque final añade personalidad y hace que el mueble sea tan bonito por dentro como por fuera.
Fotografías | Vía @evahdealba
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