El buen tiempo ha llegado y estamos deseando abrir las ventanas y que entre toda la luz del sol y las terrazas y balcones se llenen de flores y el huerto urbano de al fin sus frutos. Todos los colores del arcoiris son bienvenidos y parece que la naturaleza invade los interiores como si fuera un jardín.
El fauvismo es tendencia y podemos verlo en textiles, papeles pintados y muebles pintados. Parece mentira que un movimiento que apenas duró cinco años y que se basaba en la utilización del color puro nos haya marcado de tal manera que permanece en la mente de todos año tras año.
Un movimiento no apto para quienes buscan un interiorismo sin riesgos. La paleta de los fauves destaca por el empleo de un cromatismo imposible que no se da en la naturaleza, buscan la fuerza expresiva del color: árboles de amarillo limón y los rostros anaranjados o verde esmeralda.
La ventaja es que en muebles todo tiene validez: muebles pintados de colores puros, fuertes, con mucha personalidad. Sillas amarillas limón o verde esmeralda se integran entre textiles que lucen sin complejos todo su esplendor. Podemos verlos en la colección textil de Harlequín que presentó Pepe Peñalver hace unas semanas.
Alfombras que asemejan a un prado lleno de flores multicolores o paredes llenas de vida ya sea con papel pintado o colores que nos dan alegría, fuerza y mucha energía.
Personalmente me gusta la tendencia fauvista para las decoraciones exteriores. Colchonetas y cojines llenas de color selvático: peces, loros o plantas exuberantes de colores imposibles: amarillos, rojos, verdes, naranjas o morados, lejos de los románticos empolvados que nos han acompañado durante el invierno.
¿Qué os parecen los colores puros? ¿Os gustan los interiorismos multicolor fauvistas?
Más información | West Elm, Harlequin, Milk Magazine, Bryght
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