Qué puedes hacer si tu vecino usa la terraza como trastero, según la Ley de Propiedad Horizontal

Disfrutar de tu rincón al aire libre está bien, pero hacerlo con gusto, orden y respeto es la mejor forma de convivir

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María Lancha

Editor

Si vives en una comunidad de vecinos, sabrás que cada día es una historia nueva que contar. El problema de la basura, las voces en el edificio o el escape de agua del vecino de arriba. Cuando convivimos con más personas, es muy importante que cada uno nos concienciemos y pongamos de nuestra parte para llevar a cabo una buena convivencia.

Sin embargo, cuando se trata del interior de la vivienda, cada uno puede tener lo que quiere, ¿no? No obstante, si hablamos de la terraza, hay más factores a tener en cuenta. Las terrazas son uno de los grandes tesoros de cualquier vivienda, se trata de un pequeño oasis urbano donde disfrutar del aire libre, cultivar plantas o desayunar al sol. 

Pero en muchas comunidades de vecinos se convierten, con el tiempo, en un problema estético o incluso legal. ¿Qué ocurre cuando un vecino utiliza su terraza como trastero a la vista de todos? La respuesta está en la Ley de Propiedad Horizontal, que regula la convivencia en los edificios y urbanizaciones.

Qué dice la Ley de Propiedad Horizontal 

El artículo 7.1 de la Ley de Propiedad Horizontal es claro: "El propietario de cada piso o local podrá modificar los elementos arquitectónicos, instalaciones o servicios de aquél cuando no menoscabe o altere la seguridad del edificio, su estructura general, su configuración o estado exteriores, o perjudique los derechos de otro propietario, debiendo dar cuenta de tales obras previamente a quien represente a la comunidad."

Aunque muchas terrazas son de uso privativo, siguen siendo elementos comunes. En otras palabras, pertenecen al conjunto del edificio, aunque solo un propietario tenga derecho a utilizarlas. Por eso, no se puede alterar su aspecto o estructura sin la aprobación de la comunidad.

¿Qué está permitido y qué no?

Los tribunales suelen distinguir entre dos tipos de usos:

  • Objetos ligeros y móviles, como sillas, macetas, sombrillas o pequeños muebles de exterior. Estos suelen estar permitidos, siempre que no sean peligrosos ni generen molestias visuales o de seguridad.
  • Instalaciones fijas o voluminosas, como armarios metálicos, casetas de almacenamiento, cerramientos o estructuras de gran tamaño. Estas requieren aprobación previa de la comunidad, incluso si no están ancladas, ya que pueden alterar la estética del edificio.

Qué puede hacer la comunidad si un vecino incumple

Cuando un propietario decide ignorar las normas y llena su terraza o zonas comunes de trastos, la comunidad tiene varias vías de actuación:

  1. Vía amistosa. Lo ideal es empezar recordando al vecino el contenido del artículo 7.1 de la Ley de Propiedad Horizontal. Un diálogo cordial suele evitar conflictos mayores.
  2. Acuerdo en junta. Si el problema persiste, la comunidad puede aprobar una norma interna que prohíba expresamente ese tipo de objetos.
  3. Requerimiento formal. El presidente o administrador puede enviar un aviso por escrito exigiendo la retirada de los elementos.
  4. Acción judicial. Si el incumplimiento es reiterado o grave, la comunidad puede acudir a los tribunales e incluso solicitar medidas más severas.

Convivencia y estética: dos claves inseparables

Más allá de lo legal, mantener una terraza ordenada y estéticamente cuidada contribuye a la imagen general del edificio y al bienestar común. Unas macetas bien dispuestas o un pequeño set de mobiliario pueden embellecer el conjunto. En cambio, un balcón lleno de trastos da sensación de abandono y puede deslucir la fachada entera.

La decoración exterior también es una forma de respeto hacia los demás vecinos. Apostar por un estilo discreto, materiales resistentes y colores neutros no solo embellece el entorno, sino que favorece la convivencia.

Imagen de portada | Unsplash

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