Nadie daba un duro por este patio abandonado pero su propietaria lo reformó y acabó teniendo un rincón espectacular, moderno y colorido

No sé que tiene el buen tiempo que nos pone de buen humor y nos saca a reflote las ganas de salir a la calle, de reformar la terraza y disfrutar con nuestra gente de las buenas temperaturas sea un lunes, un miércoles o un viernes. No obstante, el presupuesto es el que es y, por mucho que queramos hacer una reforma por todo lo alto, es importante que ajustemos los materiales y la creatividad al precio justo que tenemos y, conforme a ello, ponernos manos a la obra.

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La propietaria de esta cocina no soportaba la encimera de granito ni la falta de almacenamiento: la solución, una sorprendente reforma sin obras por menos de 100 euros

Así fue el caso de Desi, una joven que necesitaba dar vida a su patio sin hacer una gran inversión. Con la ayuda de su amiga Patricia Herrero (@lovinhope__), experta DIY con visión práctica y mucho ingenio, este rincón al aire libre pasó de ser un espacio olvidado a convertirse en un pequeño oasis urbano.

Una reforma hecha con mucho amor

El primer paso fue intervenir el suelo, que estaba invadido por malas hierbas y sin una base adecuada. La solución fue tan sencilla como eficaz. Tras una buena limpieza, se colocó una malla antihierbas para evitar que vuelvan a crecer. Justo encima, se instaló un césped artificial de gama media comprado en Leroy Merlin.

Vía @lovinhope__

El reto fue encontrar un modelo que combinara aspecto natural con precio aceptable: “No era el más barato, pero ya me entendéis, aceptable de precio”, cuenta la autora de la transformación. El resultado fue un suelo suave, verde y muy fotogénico.

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Para las paredes, en lugar de tirar todo y empezar de cero, la estrategia fue recuperar lo que aún servía. Algunas zonas del cañizo estaban muy deterioradas, así que se sustituyeron por piezas nuevas, fácilmente fijadas con alambres. En las partes aprovechables, se utilizó una lijadora eléctrica con grano grueso para eliminar imperfecciones, y luego se aplicó un barniz de exterior con color, logrando una protección extra y un tono cálido que embellece el conjunto.

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El uso de vigas decorativas (también adquiridas en Leroy Merlin) ayudó a crear una sensación de estructura y orden visual en el techo, aportando un aire rústico y acogedor sin necesidad de obra.

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Pero sin lugar a dudas, uno de los elementos más llamativos del patio es el sofá hecho con palets europeos, recolectados y almacenados pacientemente en el jardín de Desi. Lejos de ser una solución improvisada, este sofá fue cuidadosamente trabajado.

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Los cojines decorativos fueron confeccionados con tela comprada a buen precio y cosidos con mimo por la abuela de Desi. Un gesto que no solo ahorra dinero, sino que suma historia y calidez al espacio. Y listo, más allá del resultado visual, esta reforma representa una forma diferente de entender la decoración desde el reciclaje, la reutilización y el ingenio. Nada aquí es de catálogo. Todo tiene una historia, desde los palets rescatados, hasta los cojines cosidos en casa.

Con una inversión contenida, pero con mucho amor y manos a la obra, este patio se convirtió en un espacio donde compartir, relajarse y celebrar la creatividad.

Fotografías | Vía @lovinhope__

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