Zamioculcas: siete consejos para tener tu planta siempre verde

Esta planta interior de crecimiento lento está de moda y no necesita muchos cuidados

Zamioculcas
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La Zamioculca es una de las plantas de interior de moda por su espectacular follaje y por lo fácil que es de cuidar. Es originaria de África, y pertenece a la familia de las aráceas. Es conocida popularmente como árbol del dinero, o planta de la suerte, ya que se asegura que esta planta trae prosperidad y protección para la casa y para el trabajo.

Esta planta tiene unas llamativas hojas de un color verde brillante e intenso, que contrasta en cualquier ambiente. Además, tiene un rizoma subterráneo que le permite almacenar agua y nutrientes, que le permite sobrevivir en periodos de sequía.

Cómo cuidar la zamioculca

La zamioculca es una planta de crecimiento lento que no necesita muchos cuidados y que se adapta a la perfección a vivir en espacios con poca luz y con poca ventilación. De hecho, esta planta puede sustituir la luz natural por la luz artificial para realizar las funciones que necesita para sobrevivir. Lo único, crecerá mejor en lugares luminosos. Lo que sí que es importante es que no reciba jamás sol directo.

Para comenzar con los cuidados, hay que buscar una maceta que cuente con un buen drenaje, ya que esta planta no soporta los encharcamientos. En la maceta, deberás proporcionarle un sustrato rico en materia orgánica.

Zamioculca

Deberás regalar una o dos veces por semana, teniendo mucho cuidado  de hacerlo de forma moderada para humedecer el sustrato, pero nunca regarla en exceso y encharcarla. En este caso, se podrían pudrir las raíces. En primavera, puedes echarle una vez al mes abono líquido para plantas verdes.

Además, debes tener en cuenta que no hace falta realizar podas a la zamioculca. Tan solo hay que retirarle las hojas secas o amarillentas, para que la planta concentre su energía en las partes saludables de la misma.

Para acabar, la zamioculca desarrolla unas raíces voluminosas, por lo que crecen y necesitan de más espacio. Por eso hay que trasplantarla cada dos años a macetas de mayor tamaño.

Fotografías | Ksenia Chernaya para Pexels, Cottonbro studio para Pexels

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