Tener rosales en casa es una auténtica delicia por la explosión de color, belleza y aroma que desprenden estas plantas. Si además la floración es espectacular, el placer se redobla. Lamentablemente, esto no siempre es posible, seguramente por errores al elegir la ubicación, el sustrato, o por no seguir los consejos de cuidados que requieren los rosales.
Porque para garantizar que tus rosales estallen de flores de forma prolongada, además de regarlos y darle los cuidados necesarios, necesitas realizar otra tarea: podarlos.
Cuándo y cómo hay que realizar la poda
El momento adecuado para realizar esta poda es tras la floración. En este momento, entre septiembre y octubre, deberás sanear las ramas que florecieron, retirando las flores marchitas, las ramas más débiles y delgadas, y la madera muerta. Esta poda hay que realizarla cuando el rosal es de floración anual. En caso de que el rosal florezca en otoño, deberás dejar la poda para el final del invierno.
La otra poda del rosal se realiza al final del invierno, entre febrero y marzo. Justo cuando ya no haya peligro de heladas. En esta poda eliminarás las ramas de madera muerta y los chupones, intentando que las ramas que crezcan sanas salgan hacia el exterior del tronco. También es bueno cortar en horizontal las ramas superiores con el fin de estimular la floración, hay que cortar en horizontal las ramas superiores.
Como regla general, deberás tener unas tijeras de jardinería afiladas, y esterilizadas. Así, los cortes serán limpios, y las heridas reducirán el riesgo de sufrir infecciones.
Cuando vayas a realizar la poda, intenta realizar los cortes en un ángulo de 45º, en diagonal sobre las yemas, y de forma ligeramente oblicua. Y a la hora de cortar, puedes cortar la mitad de cada tallo.
Fotografías | Belinda Zeman para Pexels, Larissa Farber para Pexels
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