La visión de un restaurante nada más entrar es fundamental. En algunos casos si de primera, la estética del lugar no gusta, mal comenzamos. Hoy en día existe un paralelismo total, entre el diseño interior y lo que ofrece una entidad. Si las dos cuestiones son buenas o mejor dicho espectaculares, aún mejor. Es lo que sucede en el restaurante The Bost en Vitoria-Gasteiz y sus dos estilos, una decoración que nos hace sentirnos cómodos ante una gastronomía de alta talla.
The Bost, un restaurante en el que cada visita que hagas es una experiencia. Abiertos los martes, jueves, viernes y sábados nos deleita con una carta sencilla, generosa y dinámica, ante los más suculentos paladares. Una carta pensada para compartir, donde toman relevancia los productos naturales y de temporada.
Su refinada decoración interior se divide en dos espacios diferentes ubicados en la misma calle y para dos tipos de públicos concretos.
El salón The big Bost tiene capacidad para ochenta comensales, ideal para acoger a grupos numerosos, reuniones familiares, comidas de empresa o grandes momentos de unión. Con un diseño muy actual e innovador la gran sala se reviste de madera de iroko laminada, la cuidada iluminación invita al cliente a disfrutar en la mesa y percibir la armonía que lo rodea. Una estética que une tradición en la mesa y la sofisticación decorativa en la barra diseñada para continuar una agradable velada. Pedro Apaolaza, arquitecto de ambos locales consigue con proyectores de carril TROLL equipados con lámparas led, una baja temperatura de color para potenciar la calidez.
La elegancia se adquiere con tonalidades armoniosas en color café, madera natural y el acero en la bodega.
El espacio Bost txiki explota el potencial decorativo rústico, muy distinto al anterior, madera y revestimientos de piedra natural. Aquí se ofrece la tranquilidad de los entornos más íntimos, con detalles que cobran un mayor sentido y donde la cercanía envuelve cada mesa. Un local más pequeño con capacidad para cuarenta personas.
Si numeramos las claves del estilo en The Bost se aprecian las líneas rectas y los espacios estudiados para la comodidad del cliente y el trabajador. Un mobiliario minimalista y cómodo con piezas delicadas y elegido en tonalidades discretas, donde el menú es lo verdaderamente llamativo en la mesa. Mientras que la madera aporta la calidez a los ambientes el color blanco hace distendido el estado Bost txiki, a diferencia, en The big Bost se pretende un recogimiento de lo más familiar y distinguido.
Su cocina se caracteriza por la amplia oferta de platos cuidados para compartir o picotear, si eres de los que buscas algo más informal. Además ofrecen la misma carta, sólo tienes que llamar y recoger y si es para grupos The Bost, lo hace llegar con mucho gusto. Un restaurante que sin duda hay que visitar para sentir cerca su propio estilo.
Fotos | The Bost
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