Con once plantas de altura y 150 habitaciones el barrio de Brooklyn, (New York), se llena de creatividad con el The Williamsburg Hotel diseñado recientemente. Esta nueva construcción ubicada entre la esquina principal de Wythe Avenue y la calle 10 North cambia la perspectiva de la zona en dicha ciudad. Su inauguración se hará por fases, pero podemos ir disfrutando de algunas de ellas y a su vez de su fachada industrial realizada con ladrillo visto, vidrio y acero, muy acorde y en sintonía con el estilo de este barrio.
Michaelis Boyd ha diseñado esta fabulosa fachada que descubre su interior con techos sofisticados de doble altura y con acabados naturales. Las zonas del hotel se dividen en Recepción, habitaciones, un restaurante contemporáneo con bodega, un gran salón de baile, tres bares distintos, uno de ellos diseñado con la réplica de una torre de agua ya desaparecida y fabricada en madera y la piscina que se encuentra en la azotea del hotel. En su interior también se aprecian obras de arte distribuidas a lo largo de esta construcción. En su mobiliario destacamos la realización a medida de éstos por los arquitectos Michaelis Boyd Asociados en colaboración con Bill Amberg Studio con sede en Londres. Este invierno quedaba inaugurado uno de sus bares y el restaurante, seguido de la piscina, el bar Torre del agua y el primer gran salón de baile en Brooklyn, con aforo para 400 personas.
La entrada del hotel conduce a los huéspedes por una original cascada a nivel del suelo que proviene del sótano. La recepción está ubicada a la izquierda brillantemente iluminada con luces de neón y decorada con textiles de algodón llenos de colorido. También en esta zona se sitúa una tienda llena de objetos extravagantes. Otro punto de interés en este espacio son los fondos de escritorio diseñados a medida con motivos beastie boys y del gran músico neoyorquino, Mike Diamond representan escenas de Brooklyn por excelencia.
Las habitaciones comienzan en el segundo piso, cada una de ellas tiene ventanas desde el suelo hasta el techo, que enmarcan como si fuesen cuadros, las maravillosas vistas de Manhattan, así como Brooklyn y el East River. Muchas de estas tienen balcones privados. Decoradas con paneles de madera y otras con acabados en tonos oscuros, se combinan con cuero, bronce, mármol y detalles con texturas diferentes. Otras tienen pantallas de cristal en los baños desde los que se aprecia el paisaje aunque las hay con baños más privados. El mobiliario como hemos comentado anterioremente ha sido realizado a medida para cada estancia llevando los límites del cuero a otros elementos decorativos.
El increible salón de baile con una gran altura en sus techos está rodeado por ventanas con perfilerías en acero instaladas de suelo a cubierta. Estas se iluminan por detrás, la intención es proporcionar iluminación y que se mezcle con la luz natural del exterior. Las ventanas se han adornado con cortinas de lujo en terciopelo. La idea que se quiere transmitir es la de los edificios abandonados de Detroit pero con un diseño de inserción moderna. Las amplias escaleras están forradas de color rojo pasarela brillante. Todo glamour neoyorquino.
El sótano nos recibe con el restaurante Som diseñado como una gran joya de bronce se encuentra rodeada de ladrillo visto y sus espacios están decorados con bolas llenas de colorido y suelos de mosáicos intrincados. Para la iluminación se utilizan las velas que crean intimidad y calidez así como otras lámparas y accesorios preciosos. La barra es sorprendente diseñada con marcos antiguos y recubierta por hilos de colores como techado decorativo y diseñado por el artista local Eric Rieger. Todo ideado para banquetes de lujo con sillones maravillosos y rematado con una gran chimenea de esquina.
La terraza con piscina tiene una fuerte arquitectura, destaca su iluminación y sus bancos de hormigón curvados. Se emplean cojines confortables y con toques bohemios para crear un ambiente vibrante y relajado con vistas a fantásticas noches de verano. Los artistas locales aparte de decorar la barra del sótano también se encargaron de pintar con gran colorido las paredes de ladrillo de la fabulosa terraza.
Es un hotel diseñado con esmero lleno de colorido y materiales diversos, con detalles locales y artísticos, que nos acercan aún más al disfrute de esta ciudad y de su barrio tan renombrado e industrial.
Fotos | Michaelis Boyd
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