No siempre es necesario disponer de un gran espacio en la casa para poder tener un escritorio en el que revisar documentos, escribir o trabajar con el ordenador. Y no siempre este lugar tiene que parecer necesariamente una oficina. Afortunadamente, en un pequeño rincón podemos montar una zona de trabajo, pequeña pero suficiente, romántica y funcional a un mismo tiempo.
Un tablero colocado estratégicamente junto a un ventanal, abarcando un ángulo recto y recortado de manera que resulte ergonómico, es todo lo que se necesita para hacer de la nada un todo, aprovechando la luz natural que entra por la ventana y ofreciendo un estupendo apoyo sin ocupar demasiado espacio.
El tratamiento del color es muy importante, ya que los tonos blancos amplían el espacio y resaltan el conjunto. El encanto lo ponen los detalles en tonos pastel de los portalápices y el soplo de naturaleza y romanticismo del escueto ramo de rosas.
En la pared se han colocado unos pequeños estantes que contienen dos pares de archivadores, que resultan ligeros gracias al color blanco, y suficientes para guardar documentos. Una silla ligera vestida con un sencillo cojín coordinado completa el espacio.
Vía | X4Duros
Más información | Apartment Therapy
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