Siempre es curioso ver los lugares en los que trabajan los diseñadores de moda. Son una manera de complementar la visión que tienes sobre la marca y te ayudan a entender un poco más su estética o el por qué de las prendas que diseñan.
En este caso, el diseñador que ha abierto las puertas de su oficina es Phillip Lim, un espacio con mucha luz, diáfano y lleno de plantas.
El estudio se encuentra en Hudson Street y la mayoría de los muebles que vemos en él son de BDDW, una tienda de diseño situada en Crosby Street que pertenece al pintor y escultor Tyler Hays. Es un espacio con mucha luz, como demuestra el techo de cristal de la sala de reuniones y paredes blancas.
Sobre la mesa de recepción, que cambia el mármol por la madera, encontramos la obra de Nobuhiro Nakanishi, Tokyo Sunrise. Una colección de films transparentes con una vista panorámica del skyline de Tokio. Y es que Phillip no solo se dedica a la moda, es también un apasionado del arte.
La parte más oscura de todo el estudio es el pasillo-biblioteca que comunica el showroom con la oficina de Lim, un espacio lleno de estanterías negras repletas de libros divididos por temporadas. Cada rincón está dedicado a una colección y en él guarda los recortes y libros que le han inspirado para crearla.
La sala la preside una mesa de mármol negro rodeada de sillas de piel y coronada por unas pequeñas lámparas de cobre que juegan en el mismo equipo cromático que las flores que vemos sobre la mesa.
Cuando se diseñó el estudio, Phillip Lim quiso que su oficina estuviese justo en medio entre el equipo de diseño y el de patronaje para poder estar a lo largo de los dos procesos.
El toque más femenino del estudio lo da el despacho de Wen Zhou. La directora ejecutiva de la firma tiene en su despacho un llamativo sofá en color verde menta, paredes de ladrillo pintado y plantas, muchas plantas, una característica que, como vemos, se extiende por todo el estudio.
Foto | Garance Doré
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