En Decoesfera nos encanta ofrecer soluciones imaginativas y de bajo coste, y si tienen que ver con el reciclaje, mejor que mejor. Por eso no podíamos dejar de mostraros esta manera de condenar una ventana indiscreta o con malas vistas con unas dosis de ingenio y color a partes iguales.
En este caso se trata de un tragaluz situado sobre una puerta, demasiado alto para poder disfrutar del paisaje, y situado en un loft en el que ya se dispone de suficiente luminosidad, por lo que disfrazar la cristalera de colores no supone un menoscabo en este sentido.
El coste es muy pequeño, ya que el material necesario son botes de conserva, 50 en este caso, agua y tinte. La luz que pasa a través de ellos ofrece un festival de colores, y a lo largo del día los matices van cambiando según sea su intensidad.
Para asegurar el conjunto vemos que entre los botes se ha colocado una masilla adhesiva. Es una buena medida de seguridad aunque no demasiado completa, pero permite desmontarlo en cualquier momento, ya sea para efectuar una limpieza en profundidad o para cambiar el contenido, y por tanto el colorido de esta original vidriera.
En la imagen podemos ver un plano general, en el que advertimos cómo alegra un espacio demasiado rígido, dulcificando el efecto que causa la aparatosa chimenea de piedra.
Vía | Apartment Therapy En Decoesfera | Dgarden: pegatinas también para tus ventanas