De un tiempo a esta parte, he estado diseñando una serie de carteles que tienen por temática la perspectiva, por lo que he investigado mucho sobre geometría y juegos de perspectiva, pero nunca se me habría ocurrido diseñar y construir una ilusión óptica tridimensional para colgar.
Desde luego, el efecto en la pared es realmente llamativo. Por momentos, parece un objeto con volumen, que toma forma y decide escaparse hacia el interior de la habitación, creando una jaula negra que atrapa el espacio.
Sin embargo, es solamente un efecto óptico, un juego perspectiva. De hecho, según cómo lo miremos, el cubo que nuestra mente recrea parece estar colocado en diferentes posiciones, debido a que esta pintado todo de negro y no somos capaces de distinguir qué línea es la que pasa por encima de la otra.
Aunque parece un poco complicado de llevar a cabo, realmente es un proceso realmente sencillo, tal y como lo explica e ilustra Kate Pruitt, a quien me voy a tomar la licencia de interpretar y traducir, por si os animáis a hacer un poco de manualidades este fin de semana.
Los materiales que vamos a necesitar son los siguientes:
- Madera de balsa (4 piezas de 2,5cm de ancho, 90cm de largo y 3mm de espesor)
- Pegamento (Lo mejor para la madera de balsa es cola de contacto, aunque han usado pegamento de pistola)
- Una regla, un lápiz y un bisturí o cuchilla
- Pincel y pintura negra para madera
- Tacos y alcayatas para colgar (con dos de cada, suficiente)
Lo primero es medir y cortar las piezas de madera de balsa. Lo adecuado es cortarlas en una proporción de uno a dos, es decir, que de una pieza de 90cm, debemos sacar una de 60cm y otra de 30cm (2/3 y 1/3 respectivamente), así nos aseguraremos que el efecto de perspectiva es el adecuado.
Después, haremos un replanteo de como debe de quedar la figura. Es importante decidir en este momento qué piezas iran por delante y cuáles por detrás. El orden que se ha seguido es: al fondo las verticales, en medio las diagonales y arriba del todo las horizontales, lo cual garantiza unas esquinas lo más limpias posibles.
Llegado a este punto, toca coger el bisturí, medir y cortar las puntas de las piezas diagonales, que sobresalen y estropean la percepción del conjunto. Una vez recortadas, empezamos a unir las esquinas sin prisa y con mucha precisión.
Me he fijado, que en el diseño han mantenido una coherencia de la perspectiva, de forma que todas las barras están bien ordenadas (colocadas delante o detrás) según una forma de ver el cubo. Pero si por ejemplo, colocáis la barra superior izquierda, en vez de al frente, al fondo, conseguiréis una ilusión óptica más desconcertante aún, ya que las líneas se superpondrán sin un orden lógico.
Una vez tenemos nuestra forma geométrica lista, empezamos a pintar de negro --con otro color, se verían más las sombras, echando a perder el efecto-- siempre sobre una tela que proteja nuestro suelo, pintando también los cantos y evitando dejar marcas del pincel.
Por último, dejamos secar el tiempo necesario y procedemos a colgar. La clave en este punto es que la pieza no esté completamente pegada a la pared, sino que se separe unos centímetros, y así proyecto sombra, acrecentando la confusión visual y el efecto tridimensional. Para ello, lo ideal es usar un par de alcayatas largas, que anclaremos a la pared con unos tacos (por ejemplo, del 6), y sobre ellas directamente apoyaremos nuestra lustrosa creación.
Ahora ya solo queda dar unos pasos hacia atrás, poner los brazos en jarra, ladear ligeramente y admirar lo bien que queda nuestra ilusión óptica tridimensional colgada en la pared. Sin duda, directa a la lista de cosas que hacer para mi nueva casa.
Vía | Design Sponge En Decoesfera | Una buena idea: una pared cuadriculada