Creo que no hay nada más agradecido por un invitado que una mesa bonita. Una mesa preparada con mimo y cuidado es una promesa del interés de los anfitriones, así que la esperanza de una cena o almuerzo rico y con buena conversación. Por fín se acaba 2013, yo no me puedo quejar porque en casa hemos tenido de todo este año (imagino que como en todas las casas), pero no me apena despedirle y ya estoy dándole vueltas a los centros de mesa para dar la bienvenida a 2014.
Atrás quedaron los elementos decorativos más navideños, que no volveremos a sacar hasta la merienda del día de Reyes, así que angelitos, abetos y demás, los dejamos en el cajón y nos preparamos para una larga noche de fiesta, donde tiene que haber sitio para el champán, las uvas y las serpentinas.
Como pasó en Nochebuena, lo primero es decidir los colores de nuestra decoración. Si bien Nochebuena es un día especialmente familiar donde sacamos las mantelerías antiguas, heredadas de las abuelas y bordadas con mimo, en Nochevieja, que a la cena y las uvas suele seguir la fiesta, los continuos brindis y en casa de los más animados, los bailes y los invitados, vamos a decantarnos por un mantel menos fino, pero más festivo, por ejemplo en azul y dorado o rosa y plateado, por ejemplo, para quitarle los colores navideños y resaltar más la fiesta.
El centro de mesa puede ser temático con relojes o con uvas, que siempre quedan muy decorativas. Al poner la mesa, a no ser que vayáis a cenar sin vino, sólo con cava o champan, se puede poner la copa de champán ya llena con las uvas y cuando den las campanadas y termines con las uvas, rellenarla de champán, así nos ahorramos una decena (o más) de cacharritos, cuenquitos, platitos etc.
Cuando tenemos mucha gente en casa y las servilletas corren el riesgo de acabar llenas de restos de uvas (pipos no, que los quito, pero ya pelarlas me parece excesivo), con lo que los más pequeños (e incluso los mayores) en pleno ataque de risa acaban poniendo las servilletas perdidas, así que en contra del medio ambiente y las normas protocolarias, en Fin de Año, servilletas de papel. Las tienes de todos tipos: lisas blancas, de colores, metalizadas, con motivos festivos, con delicadas bolas doradas cual burbujas de una conocida marca de cava español... un universo entre el que encontrar sus servilletas perfectas.
La vajilla, dependiendo de de los bajoplatos, puede ser incluso la blanca de diario. También los platitos del pan con unos pañitos que combinen con el mantel, servirán los de diario, ya sean de cristal o metálicos. Para una noche tan especial los candelabros son perfectos. Ya sean antiguos, modernos, de bronce, plata o cristal, la luz de las velas crea siempre una atmósfera muy agradable.
La cristalería debe estar completa, es decir con copa de champán. Si en Nochebuena no es imprescindible el brindis con champán, al Año Nuevo se le recibe siempre con espumoso, así que nuestra cristalería debe tener ya sea copas de flauta o de las clásicas Pompadour,como las que vimos en El Gran Gatsby, que son un pecado para los puristas, pero yo tengo un montón y son perfectas para hacer fuente de espumoso, que a los niños les encanta. Si este año las vais a comprar nuevas, en este post de Directo al paladar os recomiendan las mejores.
Un menú delicioso y ganas de pasarlo bien son fundamentales para que la Nochevieja de paso al Año Nuevo, que esperamos llegue repleto de buenas noticias y sea estupendo para todos. ¡Feliz 2014!
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