Tan solo el pequeño espacio de un armario empotrado puede ser suficiente para desarrollar todo un universo infantil, un refugio en el que ellos se sientan seguros, en el que rijan sus propias normas y en el que encontrar descanso lejos del mundo de los adultos. Hubiera dado todo de niña por poder tener un escondite como el que veis en la imagen, menos de un metro de ancho en el que imponer mis normas, mis colores y dejar fluir mis sueños.
Este refugio o mini cuarto de juegos, está hecho dentro de un armario en el que unas pocas transformaciones han dado un resultado excelente. Al fondo se han colocado unos estantes en los que colocar libros y utensilios y que hacen las veces de escalones para llegar al altillo, un sitio perfecto para pasar el rato y ver la vida desde una perspectiva diferente.
La superficie del refugio se ha cubierto con una colchoneta vestida de azul y con unos cojines que imitan nubes, resultando un lugar de descanso y esparcimiento privado. Las paredes, pintadas también de azul, no hacen sino potenciar el aire celestial del rincón. La barra del armario se sigue conservando, seguro que su inquilina le encuentra un buen uso, y la parte superior se ha pintado de blanco, un contraste muy acertado que nos acerca al techo, donde se han colocado unas losetas de césped y flores que nos hacen creer en el mundo al revés.
La iluminación también tiene su importancia, con dos puntos de luz, uno en el techo y otro más matizado en la pared. Remata el conjunto un panel de notas con el abecedario, que junto a unos dibujos y un póster en lo alto, dan una nota de color entre tanta quietud.
A la vista del antes y el después, vemos cómo con muy pocas transformaciones y sin apenas gastar dinero, podemos crear un espacio de esparcimiento para los más pequeños.
Vía | Ohdeedoh
En Decoesfera | Tres opciones diferentes para el cuarto del bebé
Ver 7 comentarios