Un espejo de pared, grande, es el complemento perfecto para varios lugares de la casa, personalmente yo lo prefiero en el dormitorio o en la entrada si hay espacio suficiente para él, me he encontrado este de Mickael de Santos de cuerpo entero que me ha parecido muy curioso, en total mide dos metros de alto por ochenta centímetros de ancho y no tiene marco, se coloca directamente sobre la pared.
Hasta ahí todo normal, lo más original es que está dividido en piezas alargadas horizontales que se pueden deslizar para modificar la forma del espejo, podemos moverlas todas hacia un lado, alternando unas a la derecha y otras a la izquierda, de forma simétrica o irregular... es por tanto un espejo interactivo porque adopta la forma que nosotros deseemos en cada momento, es muy dinámico.
Ese movimiento de las piezas no afecta a la reflexión, me refiero con eso a que el espejo sigue siendo totalmente funcional, al fin y al cabo su principal misión es decirnos si vamos suficientemente guapos cada mañana, además por su tamaño aporta profundidad a la estancia en la que se coloque y claridad al ambiente, porque también refleja la luz.
El que el espejo interactivo pueda cambiar de forma, además de ser algo divertido para nosotros, al menos para los que gustamos de mover las cosas y cambiar su apariencia con cierta frecuencia, los que preferimos los ambientes flexibles... Y a nivel decorativo tiene precisamente esa ventaja, se nota un gran cambio al modificar la forma del espejo si este tiene un lugar de protagonismo en la estancia en la que se coloque y eso para mi es siempre positivo.
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