Todos hemos empezado una colección de algo alguna vez, lo que pasa es que cuando completabas el album se acababa la colección y hasta el curso siguiente, si es que conseguías terminarla y no te aburrías de gastar la escueta paga dominical en cromos, gomas con formas o chinitos de la suerte.
Cuando te haces mayor y empiezas comprando una figura de Tintín casi de tamaño real, luego el cohete en que Tintín se va al espacio, dos o tres Milús y una lámina de Tintín en el Tibet para el baño o un Capitán Haddock y cuando una y otra vez te tiras al faro hecho a mano en cada playa que visitas es que, aunque no lo llames así estás coleccionando. Las colecciones de los adultos tienden a ser expuestas en vitrinas, estanterías o colgadas dela pared.
Por lo que he visto, las colecciones son un alivio para familiares y amigos cuando llegan fechas señaladas y cuando en tu treinta y cinco aniversario has abierto doce regalos y diez son placas vintage de restaurantes franceses para colgar en la cocina, comprendes que odias las placas vintage, los restaurantes y a los franceses (que no se ofenda nadie que es una forma de hablar, podrían ser cestos de paja tahitianos o discos de vinilo de los Beatles).
Sin embargo, tenemos el ejemplo de la casa del DJ Pil Marques, cuyas colecciones no pueden ser más kitsch, juguetes antiguos, discos de vinilo y obras de arte y el decorador Guilherme Torres ha conseguido, no sólo el mueble ideal que para albergarlos, sino que el espacio sea espectacular.
Visto lo visto ¿Seguro que quieres empezar una colección?
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