He de admitir que los complementos de decoración son mi perdición, y los de cocina no iban a ser menos. Mis preferidos son aquellos objetos cotidianos que normalmente pasan desapercibidos, pero que gracias a un diseño original son capaces de captar mi atención.
Normalmente me abstengo de buscar algo que ya tenga porque, como ya he dicho, sufro un poco de compradicción. Pero hoy tenía una buena excusa; mi juego de salero y pimentero ha pasado a mejor vida y, ya que tengo que cambiarlo, voy a hacerlo con estilo.
Así que os traigo un pequeño recopilatorio con lo mejor de lo que he encontrado.
En primer lugar, mi elegido, que podríamos denominar abrazo. Me gusta porque es muy compacto y estable, minimalista pero de formas suaves y en el que se distingue claramente la sal de la pimienta.
Puede que el motivo resulte un poco “ñoño” para algunos, pero como mi cocina es bastante sobria, no le vendrá mal un poco de cariño.
Si os gusta, lo vende la Design Museum Shop por unos desorbitados 20 euros, aunque recuerdo haberlo visto más de una vez en mercadillos y tiendas de decoración por mucho menos.
El siguiente en mi lista es este set con reminiscencias Zen, que además incluye una pequeña salsera que hace las veces de base. Un diseño muy cuidado, en el que no solo varía el color sino también las texturas y el tamaño. Me encanta como queda sobre una mesa de madera como la de la imagen.
En este caso, darle un toque japonés a vuestra cocina os costará unos 25 euros si lo compráis en SFMOMA. Un poco caro, pero que tus invitados se queden “de piedra” cuando les pases la sal, no tiene precio.
Por otro lado, asumiendo que soy un poco “friki” y me paso el día aporreando el teclado, podría atreverme con este diseño de Kikkerland que reproduce las teclas S y P del teclado.
Bonitos, aunque les veo una pega, son poco ergonómicos. Sería una lástima que se me escurrieran y arruinaran definitivamente mi último atrevimiento culinario, aunque seguro que mis invitados le estarían agradecidos.
Para los que confiáis en vuestras manos y queréis alardear de vuestra habilidad mecanográfica más allá de la oficina, solo os hará falta poco menos de diez euros y una visita a X-treme geek.
Como guinda de la colección, el diseño más original de todo los que he visto, y que no me compraré porque aún no está en producción. Una lástima, me hubiera encantado tener las pilas más codiciadas de mi infancia sobre la mesa de mi cocina.
La idea es cosa de Antrepo4, que han cuidado hasta el último detalle, incluso están marcados los polos y hay un indicador para ver la carga. Están tan conseguidas que algún despistado las metería en su radiocassette portátil, si es que eso sigue existiendo.
Si no fuera porque sólo necesito un juego, me los compraría todos, aunque siempre me puedo hacer coleccionista.
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