Llegamos al supermercado, rebuscamos en nuestros bolsillos hasta dar con la moneda mágica que los libere, los tomamos cuidando de que estén limpios y rueden bien y corremos a llenarlos mientras los empujamos entre estanterías llenas de productos.
Son los carritos de la compra, unos elementos de uso arraigado que nos permiten hacer grandes compras con poco esfuerzo.
Y hay quien les dedica una mirada diferente sabiendo ver en ellos otros usos. Como el autor de esta isla de cocina, que unió dos carros dándoles la vuelta, serrando y soldando elementos para dar forma a esta estructura que sujeta una encimera y da un buen servicio en su cocina con un cierto aire High Tech.
Bajo la encimera se han colocado unos soportes para tener a mano las copas y las distintas cavidades sirven para guardar botellas y otros elementos. La posición de los carros define una mesa auxiliar de gran altura por lo que resulta perfecta como barra de desayunos o para tomar un aperitivo.
Y sobre la mesa un detalle travieso y todo un homenaje: el frutero es un carrito de supermercado en miniatura.
Vía | Apartment Therapy
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