María Lancha
EditorEn el corazón de la cocina, donde el calor, el aroma y el ritmo del hogar se entrelazan, también ocurren pequeños accidentes domésticos que pueden volverse auténticos quebraderos de cabeza. Uno de los más comunes (y engorrosos) es el derrame de aceite.
Una simple botella mal colocada, un movimiento brusco al cocinar o una sartén mal escurrida pueden acabar dejando un charco resbaladizo, difícil de limpiar y con alto riesgo de dejar manchas permanentes sobre el piso de la cocina.
Pero según Rosa Garalva (@rosagaralva), reconocida experta en limpieza doméstica y sostenibilidad del hogar, el error más común es también el más instintivo: intentar limpiarlo con papel de cocina o un trapo que no utilizamos. De esta forma, lo único que conseguiremos es engrasar más todo el suelo y dificultar su limpieza.
La solución está en la despensa
La clave, según Garalva, está en cambiar de enfoque, es decir, no limpiar inmediatamente, sino absorber primero. Y para ello, la experta recomienda un producto que todos tenemos a mano: la harina.
Para ello, vamos a cubrir el aceite con algo que absorba muy bien la grasa, como la harina, la maicena o incluso tierra o arena si tenemos jardín. Lo colocamos encima y lo vamos moviendo, como si estuviéramos amasando. Verás cómo se forma una bolita y el aceite va desapareciendo.
Este método, además de eficaz, evita que el aceite se extienda y permite recogerlo fácilmente, casi como si se tratara de una plastilina aceitosa. Una vez formada esa “masa”, simplemente se recoge con una espátula o con la mano protegida por guantes, y luego se pasa un paño húmedo para finalizar la limpieza.
¿Por qué funciona tan bien?
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♬ sonido original - Rosa Garalva
La harina y otros polvos secos y finos tienen una gran capacidad de absorción, especialmente cuando se trata de sustancias grasas. Lo que hacen es “capturar” el aceite dentro de su estructura porosa, evitando que este penetre en el suelo o se escurra por las juntas del pavimento.
Además, esta técnica es especialmente útil en superficies como madera, mármol, cerámica o cemento, donde los restos de aceite pueden dejar manchas difíciles de eliminar.
Este consejo, que bien podría haberse transmitido de abuelas a nietas durante generaciones, es un ejemplo perfecto de cómo los remedios caseros —cuando tienen fundamento y se aplican bien— pueden superar con creces a muchos productos modernos.
En un mundo saturado de soluciones rápidas en spray, recuperar estos métodos sencillos y naturales nos reconecta con una forma más amable, inteligente y económica de cuidar nuestro hogar.
Fotografías | Vía @rosagaralva
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