Los antes y después de algunas cocinas parecen magia. Sobre todo, cuando ves la transformación que se realiza en algunas estancias sin meterse en obras y sin apenas realizar gasto.
Esto es lo que sucedió con la cocina del apartamento en el que viven Lucía junto a su pareja, Agustín, y sus dos gatos, Olivia y Lupita. La casa de la que esta cocina forma parte era de los abuelos de la Lucía. La madre de Lucía creció allí.
En la cocina, Lucía quiso hacer un cambio radical para modernizarla y darle un aspecto más confortable y actual, cambiando la imagen oscura y vieja que tenía. Y además, lo quería hacer sin obras y sin grandes inversiones.
Y el truco para realizar esa transformación fue pintas los armarios, los herrajes e incluso los azulejos situados en el frontal de la encimera. El cambio lo hicieron en tan solo cuatro días.
En los armarios superiores se optó por pintarlos en color blanco para potenciar la luminosidad y al sensación de amplitud. En cambio, para los armarios de la parte inferior de la cocina, se apostó por un encantador tono verde aguamarina.
Como la cocina no es muy amplia, y para ganar espacio sobre la encimera, Lucía compró en Ikea una tabla de madera que suele tener puesta sobre los fuegos de la cocina, o cubriendo el fregadero.
Como veis, un cambio radical de una cocina viejuna en tan solo cuatro días, sin obras, y sin invertir demasiado dinero.
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