¿Merece la pena montarse la cocina de Ikea? Es la pregunta que me hice muchas veces antes de decantarme por el sí y encargarme de ejecutar personalmente la cocina del Proyecto minue. Aunque estoy muy satisfecho con mi decisión, no ha sido en absoluto un camino de rosas, por eso he pensado compartir con vosotros la experiencia y así poder ayudaros a tomar una decisión si alguna vez os encontráis en la misma diatriba.
Uno de los principales motivos para comprar la cocina en Ikea, al menos en mi caso, fue el precio, sensiblemente inferior a las opciones que me ofrecían otras cadenas de muebles, y con unos acabados sensiblemente mejores, no tanto por las puertas, que también, sino por los mecanismos y la calidad y variedad de las estructuras de armario.
También me convenció la cantidad de accesorios que ofrece hechos a la medida de sus cajones y armarios, y la posibilidad de cambiar el aspecto de mi cocina más adelante con sólo sustituir las puertas, sin grandes esfuerzos. Lo último que terminó de decantar la balanza fue la encimera de madera que escogí: barata y preciosa, aunque luego me diera muchos dolores de cabeza durante el montaje.
Pero bueno, no estamos tanto aquí para ver si merece la pena comprar la cocina de Ikea como para decidir si montarla uno mismo es una buena idea o una locura desmedida.
Ventajas de montarse la cocina de Ikea
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Es más barato, porque te ahorras el dinero del montaje, aunque hay que tener en cuenta que necesitarás comprar algunas herramientas que no son baratas y no suelen formar parte de la caja de herramientas media, como un sierra de calar, una sierra circular, un destornillador eléctrico y un taladro. En mi caso las tenía todas o tenía quien me las dejara, así que punto a favor.
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Puedes personalizar más la cocina. En mi caso era crucial, ya que debía aumentar la profundidad de los armarios altos para que me cupiera el termo eléctrico, y también reducir la anchura de uno para que me cupiera en el hueco, amén de otro ajustes menores como serrar la puerta del lavavajillas y cosas por el estilo.
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Puedes tomar decisiones sobre la marcha. Aunque tengas el diseño claro y lo hayas pensado todo una y otra vez, la realidad se demuestra tozuda y es normal encontrarse con cosas que no encajan, que no quedan cómo imaginaste o que simplemente no tienes claro cómo las quieres. Si encargas el montaje, tendrás muy poco tiempo para tomar estas decisiones e incluso es probable que el montador las tome por ti y la cosa no tenga arreglo.
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Puedes ser más perfeccionista. A la hora de cuidar los detalles, no es lo mismo que el montador vaya a ser el futuro usuario que un asalariado. En ese sentido, montar tu propia cocina te garantiza que tú serás el que fije el control de calidad.
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Es muy satisfactorio. Una vez acabada la obra, te sientes realizado de ver que has sido capaz de montar esa cocina tú solo —bueno, quien dice tú solo dice con la ayuda de novias, padres, hermanos y amigos— y la verdad, se disfruta como nunca hubiera imaginado.
Inconvenientes de montarse la cocina de Ikea
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Puede salirte caro. En mi caso, teniendo en cuenta que soy trabajador por cuenta propia, supuso mucho estrés estar montando la cocina y teniendo que escribir, diseñar y cumplir plazos con los clientes. Teniendo en cuenta el coste de oportunidad, es decir, que no podía trabajar y montar la cocina a la vez, no debí ahorrarme mucho dinero.
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Lleva su tiempo. Ni una, ni dos, ni tres tardes, ni dos fines de semana, sino mucho más. Es cierto que mi cocina era complicada, con una especie de península con la que perdimos mucho tiempo tomando medidas y ajustando alturas y niveles, así como los armarios altos personalizados, pero todo lleva mucho más tiempo del que os podéis imaginar.
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No todo sale perfecto. Herramientas que se rompen, tornillos que no son los adecuados, cortes que no quedan bien, equivocaciones en el diseño… surgen muchas pegas durante el montaje que pueden llegar a ser desesperantes. Hay que tomárselo con paciencia, filosofía y mucha alegría. Si no, no merece la pena.
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No todo está pensado para principiantes. Al diferencia del resto de muebles de Ikea, no todo en el montaje de la cocina es a prueba de novatos. En general montar los armarios y cosas por el estilo es fácil, pero por ejemplo la encimera de madera costó horrores de cortar a medida, especialmente para hacer el hueco del fregadero y la vitrocerámica, e incluso quemamos una sierra de calar y se dobló un disco de la circular. Tampoco tengo que recordaros la lucha con el fregadero Boholmen y el grifo Ringskär.
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Puede acabar siendo frustrante. No lo fue para mí, porque todo al final salió bien, pero os aseguro que es un sentimiento que me abordó eventualmente, cuando parece que no ves el fin y todo se tuerce en el camino. Insisto, además de algo de maña, hace falta voluntad y que te guste el bricolaje. Si te saca de quicio montar una mesa Lack, esto no es lo tuyo.
Conclusión
En realidad, no tengo una respuesta universal para si merece la pena montarse la cocina de Ikea o no. ¿Me arrepiento de haberlo hecho? En absoluto. Si pudiera viajar en el tiempo lo volvería a hacer, porque he podido sacarle el máximo partido a mi cocina y solucionar un montón de problemas y detalles que un montador hubiera resuelto de maneras más expeditivas que no me hubieran convencido.
Ahora ya es una cocina operativa —las fotos no son actuales— y aunque aún le quedan unos detalles por pulir y cosas por colocar, como unas lámparas y algunos accesorios, espero poder tenerla pronto lista para poder enseñárosla.
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