La verdad es que nunca entenderé esa manía que hay en muchos países por enmoquetar la casa entera. Vale que haga frío y que parezca que da confort... pero a nivel limpieza e higiene... como que da que un poco de repelús. Sobre todo, cuando más allá de enmoquetar el salón, el dormitorio, el pasillo o la escalera, se enmoquetan estancias como el baño, o en la cocina, tal y como vemos en esta cocina que os traemos hoy.
Una cocina que necesita una reforma urgente, y que da un poco de asco. Por lo viejuna que está, y por las manchas que se acumulan en esa moqueta roja que a saber cuántos años lleva allí acumulando grasa y suciedad. Eso fue lo que pensó Darya Karas, la propietaria de la casa en la que se encuentra esta cocina.
Su propietaria explica en su cuenta de Instagram que cuando compró la casa hace dos años y medio, se negó a poner nada en los armarios de la cocina hasta renovarla, ya que le parecía repugnante el estado de la mayor parte de los armarios al estar cubiertos de suciedad y grasa acumuladas durante décadas. De hecho, Darya afirma que esa grasa no salía por muchas veces que intentara limpiarlos.
Una reforma hecha con sus manos
En su cuenta de Instagram, la propietaria de la cocina también señala que la reforma de la cocina, hecha por ella misma, "No fue un proyecto fácil y tuvo sus propios desafíos, pero cada vez que miro o entro en este espacio sé cuánto tiempo, energía, amor, sudor y lágrimas se invirtieron para hacerlo realidad. A primera vista puede parecer simplemente una cocina, pero para mí siempre representará la valentía necesaria para escuchar mis instintos, lo cual es una historia para otro momento".
Fue ahorrando poco a poco para hacer la reforma, mientras aprendía de bricolaje para poder enfrentarse al proyecto e iba concretando la idea de cocina que llevaba en la cabeza. La propietaria de la cocina contó en redes que iba a reformar la cocina, aunque la reforma estaba ya hecha.
Y aunque muchos usuarios le dieron ánimos y apoyo, también hubo muchos que le dijeron que era una imprudente por meterse en esos berenjenales, y que no podría llevar a cabo la reforma.
La reforma le costó 3 meses de trabajo, en los que invirtió unos 10.000 dólares. Instaló placas de yeso, cambió los suelos, puso armarios de Ikea, colocó azulejos en el frontal de la encimera, nueva iluminación... Para dar mayor amplitud, eliminó los armarios de la barra en la que están los fuegos. La parte superior de los armarios es de color blanco, mientras que la parte inferior es de color madera.
Fotografías | Daryakaras
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