A la hora de reformar la cocina, uno siempre teme un presupuesto elevado y una obra de magnitudes similares, pero no siempre tiene que ser así. En este antes y después tenemos un ejemplo de como con buen gusto y un poco de pintura podemos tener una cocina nueva, tal y como ha hecho Joy Lewis en la suya
Bueno, antes de que veáis el después a continuación, he de confesar que han hecho algo más que pintar --pero no mucho más-- es que no quería que la realidad me estropeara un buen titular y que por no captar vuestra atención os perdierais esta magnífica transformación.
Como se puede ver en las imágenes, y a pesar de que la cocina original no estaba tan mal, el cambio es espectacular, y eso que los armarios son los mismos, simplemente se han pintado los inferiores de un color ceniza y los superiores de blanco, amén de otros pequeños cambios que ahora mencionamos, aunque seguro que los más avezados ya os habéis percatado.
Por ejemplo, también se ha cambiado la encimera, que no es un cambio menor. La otra no parecía estar nada mal, pero me imagino que la esquina curvada de la zona de desayuno y su tono ligeramente crema no les convencía del todo, así que decidieron poner una nueva completamente blanca y de líneas más puras.
Además de la encimera, también han añadido un nuevo frontal para los armarios que dan a la zona del salón, un panel con efecto listonado que le da un toque ligeramente rústico, con más carácter que el que había. Los taburetes negros originales se han sustituido por unos taburetes metálicos de Tolix en amarillo intenso, aportando un poco de alegría y color a la cocina.
El último e interesante gran cambio de la cocina, más allá de cambiar los tiradores o el grifo, es haber quitado los armarios altos que había junto a la ventana, y en su lugar colocar un par de estantes de madera mucho más livianos, que además también aportan un punto de calidez al conjunto.
También hay lámparas nuevas y alguna cosa más, como un falso alicatado blanco (de los que venden en paneles) que sustituye a la pintura verde del fondo, pero los muebles y los electrodomésticos son los mismos (menos el lavavajillas), así que salvo por haber cambiado la encimera, que conlleva un poco de obra, no ha habido mucho que destruir y volver a construir.
Extra: También ha cambiado la zona de comedor
Como sé que con la cocina os habéis quedado con ganas de más, os voy a enseñar cómo ha quedado la zona de comedor, que también ha recibido una mano de pintura y muebles nuevos, transformando lo que antes era un espacio de estilo bastante convencional en un espacio moderno y alegre en el que comer.
Los cambios en esta zona son más evidentes, aunque no excesivamente costosos. El verde de las paredes ahora es un blanco roto (o gris claro si queréis), la mesa oscura se ha sustituido por un bonito tablero de madera con patas metálicas, y las sillas ahora son blancas metálicas, las centrales también de Tolix y las de los extremos otras de diseño que ahora mismo no consigo identificar.
También contribuyen al cambio de la estancia las nuevas lámparas --a juego con las de la cocina--, la pizarra al fondo y el gran espejo que amplia el espacio, así como las notas de color que aportan las plantas y el taburete amarillo situado en la esquina. En definitiva, tanto en la cocina como en el comedor: un gran cambio sin grandes cambios.
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