La cocina y el baño son las dos estancias de la casa que más nos cuesta reformar, el problema está en que normalmente la obra es más complicada por el tema de pavimentos y revestimientos, por los electrodomésticos, los sanitarios e incluso por los muebles y en que además son estancias indispensables para la vida, por lo que necesitamos que la reforma sea lo más rápida que sea posible.
Además las renovaciones de estas estancias suelen ser costosas. Al salón o al dormitorio les das una mano de pintura y les cambias los textiles y ya se ven como nuevo, pero en la cocina las cosas se complican. Sin embargo con un poco de maña y buen gusto se pueden conseguir resultados excelentes como el que vemos en la foto sobre estas líneas y que tiene como punto de partida una cocina horrorosa de los 80 que ahora veremos.
En la foto sobre estas líneas tenéis la imagen de la cocina antes de la reforma, en la que además podéis comprobar que se trata de un antes y después sin tapujos, de los reales, en los que se ve claramente que la foto del antes y la del después se corresponden con el mismo espacio de forma exacta y sin intentar desmerecer el origen ni potenciar de forma desmesurada el resultado, una práctica muy habitual en este tipo de imágenes.
La de la foto sobre estas líneas es una de las vistas más aceptables de la cocina inicial, ya que la barra abierta que la comunicaba con el salón, hacía que resultase más luminosa y que pareciese más amplia de lo que realmente es, aún así el acabado es claramente mejorable y no hizo falta cambiar nada estructural para mejorar el resultado.
En la foto sobre estas líneas podemos comprobar como el mueble de la barra es el mismo aunque revestido y pintado en blanco y con una encimera en voladizo que añade la barra en la que se han colocado unos taburetes, que además de lograr que el conjunto quede mucho más bonito, hacen que resulte también más funcional. El cambio del suelo es básico para mejorar esta cocina, el color cálido baja al suelo y el blanco se va los muebles, justo al revés de como estaba al principio.
También en el interior de la cocina los cambios necesarios son evidentes, esa encimera y esos azulejos estaban pidiendo a gritos una renovación. Así como en el caso del suelo ser puede colocar uno de vinilo por encima, aquí no parece suficiente la idea de pintar los azulejos, la solución pasó por cambiarlos por unos nuevos, pero manteniendo los mismos muebles.
Con los nuevos azulejos quedan mejor los muebles pintados en blanco y en sus puertas se han colocado tiradores que crean un pequeño contraste. También hubo que renovar algunos de los electrodomésticos y las puertas de algunos muebles se cambiaron por otras de cristal a modo de vitrina. El cambio es significativo, aunque aprovecha mucho de la cocina original.
La moraleja es que siempre que vayamos a reformar algo debemos pensar en qué es lo que podemos aprovechar, de ese modo podremos ajustar el presupuesto, está claro que lo más fácil es tirar con todo y empezar de cero, pero eso genera residuos, es más caro y no tiene por qué garantizar el mejor resultado. Jugar con lo antiguo y lo nuevo nos puede proporcionar acabados sensacionales, como en este caso.
Vía | Hooked on Houses
En Decoesfera | Antes y después: Una auténtica casa menorquina en tonos blancos y tierras
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