Una escapada a París apetece siempre, y más si te alojas en fantásticos hoteles como el hotel Parister. Este hotel ha abierto sus puertas recientemente en el barrio de Faubourg-Montmartre, cercano al Folies Bergères y al palacio de la Ópera Garnier. Su diseño elegante y sobrio se corresponde con la estética del edificio que destaca precisamente por su falta de ornamentación.
La fachada ya te cuenta que la sencillez es también sinónimo de buen gusto. Decorada sólo con plantas en las cornisas de las habitaciones, el blanco inmaculado convierte en protagonistas a las líneas rectas y, a la simetría de la fachada. A su vez, esta fachada sirve de marco a las grandes carpinterías de nogal, material este último que será protagonista también en el interior.
La planta baja del hotel es un gran espacio abierto en el que conviven las zonas de uso común del hotel (recepción, salas, biblioteca, lounge), apenas separadas por las librerías romboidale, del estudio de Pietro Russo.
En sus distintos ambientes encontramos bancos de terciopelo, sillones de mimbre y mesitas con sobre de terrazo que conviven en un espacio unificado por el suelo cerámico de acabado clásico.
En las habitaciones se ha apostado por una apariencia elegante gracias al uso de los materiales. La combinación del terciopelo en los textiles, la madera de nogal en puertas y cabecero y el papel pintado logran este efecto, pero sigue siendo una elegancia sin excesos en la que nada sobra, porque todo tiene una función.
A destacar la gama de colores de las habitaciones. Azules oscuros en el papel pintado y en las cortinas, debidamente complementado con detalles en amarillo o mostaza. Esta combinación azul oscuro + amarillo es tendencia , y es fácilmente "exportable" a tu casa.
Por si te apetece darte el capricho, el hotel cuenta con piscina y gimnasio. También tiene servicios sorprendentes como poder disfrutar de su brunch, mientras dejas a los niños en unas relajantes clases de yoga.
En definitiva, equilibrio entre diseño y austeridad del que tomar buena nota.