Cualquier edificio se puede convertir en una agradable vivienda, da igual el objetivo con el que fuese construido en origen, siempre se puede llevar a cabo una reforma conveniente para dar paso a un hogar confortable y que al mismo tiempo pueda mantener en parte viva la historia de la edificación.
En las fotos de este artículo podemos ver un arsenal suizo que fue construido durante la Segunda Guerra Mundial. Su propietario quiso transformar esta antigua construcción del ejército en un espacio habitable. El estudo Ralph Germann Arquitectos se encargó de la renovación en la que se mantuvieron muchos de los detalles históricos del edificio, al mismo tiempo que se creó una casa moderna en las montañas.
La renovación se inició mediante la inserción de un cubo de cristal dentro de la vieja estructura de madera. De ese modo se pudieron preservar el techo y detalles en las paredes que de otro modo se habrían perdido. Algunos de esos detalles se pueden apreciar en las fotos de la vivienda.
En consonancia con el carácter histórico del edificio en la obra se optó por el uso de materiales simples como la pizarra, el vidrio o los metales. Las líneas también se mantuvieron limpias y sencillas ayudando así a dar a la vivienda un toque de chalet atemporal, moderno pero sin estridencias.
La casa tiene de todo, comenzamos un pequeño recorrido por los espacios comunes, la sala de estar y el comedor. Una gran puerta comunica el comedor directamente con el exterior, el entorno es algo fundamental en esta vivienda y la interconexión entre el interior de la casa y el medio que la rodea lógicamente también lo es. Además permite la entrada de un gran flujo de luz natural que resulta muy agradable.
Precisamente junto al comedor se encuentra una de las camas que podemos ver en la foto sobre estas líneas. El cabecero a modo de mueble con estantería se prolonga en altura hasta el techo y hace en cierto modo de separador, aunque esta cama no está separada de los espacios comunes sino que físicamente comparte ambiente con ellos.
En la foto sobre estas líneas tenemos uno de los cuartos de baño en el que los azulejos en negro con las juntas en color blanco quedan preciosos contrastando con la madera clara al natural. Solo una pequeña flor como detalle decorativo rompe con la neutralidad y la sencillez de materiales, líneas y colores. Destacable es que hasta el baño cuenta con luz natural que llega a través de una pequeña ventana.
Después de ver la mayoría de la casa en colores naturales y neutros sorprende la introducción de tonos intensos como el rosa fucsia en algunos de los ambientes. Principalmente son los textiles de las camas los que se han elegido en estos colores pero también hay un segundo cuarto de baño, cuya puerta podemos ver en este pasillo y que es todo él de color rosa, paredes incluidas.
Y para terminar en la foto sobre estas líneas podemos ver uno de esos detalles relacionados con la historia del edificio y que se han mantenido gracias a la inserción del cubo de vidrio que permitió conservar las paredes originales.
Por mucho que me guste la casa, yo estoy casi segura de que no me acostumbraría a vivir en un lugar como ese tan lejos del bullicio de la gran ciudad. Pero como segunda vivienda o como lugar para desconectar en vacaciones, no puede ser más ideal. La calidez de la madera natural contrastando con el frío que transmiten las montañas nevadas, proporciona una sensación fantástica.
Vía | Design Milk Más información | Ralph Germann En Decoesfera | Puertas abiertas: zona de estar abierta al exterior en la montaña