El cine español se viste de negro para dar la despedida a Marisa Paredes. Una de las actrices más destacadas en el panorama nacional, ha fallecido a los 78 años de edad. Conocida por participar en grandes películas españolas como ‘Tacones lejanos’, ‘La flor de mi secreto’ o ‘Todo sobre mi madre’, la actriz deja atrás una larga carrera profesional cargada de éxitos y reconocimientos.
Pero alejada de los aplausos y focos, había un espacio mucho más íntimo donde Marisa pasaba sus días de descanso junto a su pareja actual, Chema Prado (ex director de la Filmoteca Nacional e interiorista de formación). Un piso de 120 metros cuadrados situado en uno de los edificios más icónicos de la capital: Torres Blancas.
Un refugio arquitectónico diseñado por el reconocido arquitecto Francisco Javier Sáez de Oiza que no solo destaca por su llamativa fachada, sino también por disponer de un señorial estilo interior carne de rodajes para anuncios, películas y videoclips con famosos nombres como C. Tangana, Jim Jarmusch o Antonio Banderas, según ha anunciado el portal idealista.com.
Una edificación circular que se diseñó para "concebir viviendas de lujo muy amplias, por lo que alguna de las propiedades supera los 200 metros cuadrados", señala el portal. Hoy, entramos en su interior para conocer más a fondo sus instalaciones, así como la propia vivienda donde Marisa Paredes pasaba sus momentos más íntimos y personales desde el año 1983 que su vida se entrelazó con aquel edificio.
Una obra maestra del brutalismo
Vía @torresblancas.madrid
Ni son dos, ni son blancas. Ubicadas en la Avenida de América, la construcción de Torres Blancas se finalizó en 1969, transformándose de inmediato en una pieza clave de la arquitectura madrileña. A pesar de su nombre, el edificio no está compuesto por múltiples torres, sino que es una única torre de hormigón orgánico, con 23 plantas y 71 metros de altura que desafía el símbolo de modernidad y brutalismo que sigue fascinando a arquitectos y diseñadores contemporáneos.
Exterior del edificio | Idealista
El objetivo, era un innovación de la época del arquitecto Sáenz de Oiza que imaginó una especie de árbol habitable, donde las formas orgánicas de las terrazas cilíndricas evocan ramas y hojas.
Un refugio muy especial para la pareja
Vía @cesarsegarra_
Estas viviendas destacan por su estilo señorial y la exclusividad en cada una de sus viviendas. Por eso, dispone de escaleras a parte para que el servicio de un propietario no conecte con el del resto de vecinos. Se le suma un montaplatos (propio de la época pasada), el cual conectaba con el antiguo restaurante. En la actualidad, la mayoría de las viviendas lo utilizan como armario de cocina.
Vía @torresblancas.madrid
Una combinación de intimidad y arte, con vistas al cielo de Madrid dentro de la vivienda de Marisa Paredes y un ambiente que reflejaba su pasión por el cine, la literatura y la vida bien vivida.
Una azotea con piscina
Vía @torresblancas.madrid
Arriba del todo, está la azotea, desde donde se pueden apreciar una de las vistas más espectaculares de toda la capital. En esta zona, también se puede disfrutar de una piscina que bordea la figura de cada una de las estructura de la torre. Vía de escape y un oasis de paz personal para sus propietarios en pleno centro de Madrid.
Vía @torresblancas.madrid
Planta 21: el apartamento de Marisa Paredes y Chema Prado
Vía @cesarsegarra_
Situado en la planta 21 de las míticas Torres Blancas, Marisa Paredes abrió a la revista AD las puertas de su apartamento en el año 2019, mostrando la riqueza de sus rincones, la exclusividad de su interiorismo y la cantidad de recuerdos convertidos en decoración que nos remiten a la vida personal y profesional de la pareja.
Ambos quisieron mantener siempre el diseño del piso tal y como lo diseñó su arquitecto, Sáenz de Oíza. "Mantuve los elementos originales, no he querido cambiar ninguno, ni los sanitarios, ni la cocina… Es fundamental respetar el trabajo de los creadores”, contaba Chema Prado al medio.
Un hall de mármol y cristal
Vía @cesarsegarra_
Columnas de hormigón y suelos de mármol convierten la entrada de este edificio en un tópico madrileño. El color rojo, el dorado y la combinación de formas y estilos, hacen de este lugar un edificio variopinto, lleno de formas en techos y paredes y mucho color.
Una cocina curvilínea
Vía | Idealista
En esta foto que muestra el portal Idealista, vemos lo que sería una de las cocinas del edificio. Las viviendas, de las cuales muchas de ellas "han incorporado las terrazas al salón", según informa el portal, dispone de amplios salones-comedores y una cocina curvilínea que sigue la estructura exterior del edificio Torres Blancas.
Contraste con un salón minimalista
Vía | Idealista
Lejos del estilo vintage del edificio, está el salón minimalista de una de las viviendas que podría ser parecido al de la pareja de artistas. Pintado de blanco, con columnas en rojo, un sofá depurado individual y una decoración que combina lo moderno y lo atemporal, recoge a este salón que, entre columnas, muestra lo que podría ser el espacio de descanso de Marisa Paredes.
Imágenes | Vía @cesasegarra_ | Idealista
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