Tras una reforma integral este piso de 100 m2 se ha abierto a la luz y ha entrado de lleno en este siglo.
Situado en el centro de la localidad asturiana de Avilés y con unas hermosas vistas al parque de Cabruñana, el piso está ubicado en un edificio de viviendas de los años 70 y no había sido reformado en mucho tiempo. Ahora, el estudio de arquitectura de David Olmos Tapia, lo ha transformado por completo adaptando el piso a los nuevos tiempos.
Antes de la reforma, el piso tenía claros problemas de funcionamiento. Gran parte de la distribución se volcaba hacia un patio de luces lo que hacía que no llegara la suficiente luz natural al piso.
El objetivo principal de esta reforma ha sido inundar todos los espacios de luz natural. Para ello la zona de día se ha convertido en un único espacio delimitado por una mampara de vidrio creando una relación visual entre ellos, y dejando pasar toda la luz en el espacio común.
El blanco impoluto de la mayor parte del mobiliario de obra que ocupan las paredes y los estores, también ayudan a potenciar la luz natural.
El escaso mobiliario y la limpieza de líneas hace que la circulación del piso sea muy fluida. Pero esta escasez se ve compensada con el abundante mobiliario integrado que permite mantener el orden en el piso y que se integra discretamente en las estancias.
En el salón un mueble de obra sirve de mueble de almacenaje y de televisión al mismo tiempo. En la cocina, los armarios a techo quedan integrados y escamoteados en la pared y en el baño, una solución completa de mueble y espejo permiten tenerlo todo guardado y mantener la estética limpia y minimalista de la casa.
Dentro de este blanco impoluto destaca como elemento singular el banco del comedor, revestido con lamas verticales de madera que envuelven el conjunto del comedor y la entrada dando la bienvenida a un piso que ahora es práctico y muy luminoso. Pasen y vean.
Arquitecto: David Olmos Tapia; Colaboradora: María Suárez Suárez; Estilismo: Soldecor Interiors, Fotografía: Luis Diaz Díaz y Modelo: Marta Careaga