En este bonito piso de Vancouver de tan solo 55 m2 una pareja se ha adaptado a la llegada de sus dos hijos y gracias al orden y a las soluciones creativas como las camas plegables, consiguen convivir siguiendo unas sencillas normas.
Los propietarios del piso explicaban en una entrevista al blog de Cup of Jo que el piso está muy bien ubicado en el centro de la ciudad y que cuenta con mucha luz por estar en una onceava planta. La luz y los techos altos desahogan el espacio visualmente y el piso les gusta tanto, que cuando nacieron sus hijos no se plantearon mudarse.
El piso de marcado estilo nórdico sigue las normas más básicas de los espacios pequeños. Con una paleta de colores muy reducida al blanco de las paredes y a los grises y beiges en complementos y textiles, el espacio tiene una unidad estética que hace que todas las estancias estén bien conectadas y que parezca más grande.
La entrada te recibe con una consola/ zapatero de Ikea a la que han añadido una tabla de madera como sobre.
En esta estancia las baldas y los percheros ayudan a mantener el orden y a tener todo dispuesto para la entrada/ salida de casa.
La habitación de los niños era una parte del office que se ha creado con una media pared que separa el espacio del cuarto de los pequeños en la que las literales permiten transformar la estancia en cuarto de juegos cuando lo necesitan.
La falta de espacio es algo con lo que conviven los pequeños desde el principio y están acostumbrados a no tener juguetes de gran tamaño o a que los juguetes sean intercambiados frecuentemente con amigos para no acumular. Sus familias y Papa Nöel también conocen el problema así que solo regalan cosas pequeñas o si son más grandes, se quedan en la casa de los abuelos a los que están encantados de visitar con frecuencia.
En el estar, también se sitúa la cama principal de matrimonio que queda recogida a la pared como la de los niños. La casa vive, por tanto, dos momentos muy marcados (el modo día y el modo noche).
Según sigue contando Alison, vivir de esta manera hace que no sean tan consumistas ya que no se pueden permitir muchas unidades de cada cosa. Por ejemplo, no tienen más que un juego de cama que lavan y secan durante el día y así, otro juego no les roba espacio del armario de la ropa blanca o los libros, son de la biblioteca y los cambian frecuentemente.
La gran ventaja de vivir en un espacio pequeño es que aunque los niños tiran todo frecuentemente, es una casa muy fácil de recoger y el limitado espacio no les impide recibir a amigos un par de veces al mes.
De hecho, la cocina y el comedor tienen un tamaño standard en relación al tamaño de la casa.
Otra consecuencia es que salen frecuentemente a disfrutar de la ciudad, tanto de sus cafeterías como de su magnífico entorno ya que se encuentran a cinco minutos de la playa y a veinte de la montaña. Para los niños es siempre una pequeña aventura y es una manera de disfrutar de una ciudad tan bonita como Vancouver.
Vía A Cup Of Jo imágenes de Britney Gill
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