Durante años, la casa funciona casi en piloto automático. Se adapta a los horarios, a las necesidades y a los objetos que va acumulando una familia en su día a día, sin que nadie se detenga demasiado a pensar si esos espacios responden de verdad a cómo se quiere vivir. Cuando los hijos se independizan, y con la jubilación en ciernes, ese ritmo lleno de ruidos y de vida a todas horas se rompe. Y la vivienda, de repente, se revela distinta: más silenciosa, más grande y llena de espacios que quizás ahora no tengan tanto sentido.
Precisamente, ese silencio es el que llevó a Eva Lloveras y Antoni Pérez, una pareja de 60 años que llevaba viviendo más de 20 años en la casa que compraron en Premià de Mar, a reformar su casa para adaptarla a esta nueva etapa de su vida. Lo que antes funcionaba para dinamizar una familia numerosa, de pronto se sentía sobredimensionado, desubicado y con una estética que ya no hablaba de ellos. Fue así como decidieron reformar su casa para convertirla en un lugar pensado exclusivamente para cómo querían vivir ahora.
La reforma que empezó por la cocina
Jordi Folch / Montse Morales Interiorismo
Cuando contactaron con la interiorista Montse Morales, del estudio Directora Creativa, el plan inicial era intervenir solo la cocina. El corazón de la vivienda familiar (grande y algo anticuado) había quedado desfasado tras años de uso intenso y muebles comprados hace 30 años. Pero al final, decidieron rediseñar la casa de arriba a abajo para adaptarla a su estilo de vida y proporcionarle una identidad propia.
De entrada, la casa se llenó de luz y de tonalidades que invitaran al relax y disfrutar de cada momento. Tal y como explica la interiorista en la cuenta de Instagram de su estudio, "Una paleta de colores suaves y la elección de materiales naturales crean una atmósfera cálida, armoniosa y equilibrada".
La nueva cocina se convirtió en el centro de la vida de la casa, ya que está conectada al resto de estancias de la casa. Para articular este espacio, la interiorista colocó una amplia isla, y se incorporaron estanterías abiertas que aportan orden sin restar calidez.
Para el suelo, se apostó por un modelo porcelánico de imitación hidráulica y diseño geométrico que delimita la zona de cocina de espacios como el despacho o el amplio salón comedor, donde destaca el mobiliario de diseño y en tonalidades claras, y una chimenea sobre la que hay un mueble que diseñó Monte Morales. Ese suelo sirvió como hilo conductor para otras estancias de la casa, como el baño de la planta baja.
Un hogar lleno de comodidades
El diseño de la casa está repleto de ideas para que el día a día sea más fácil. Por ejemplo, para hacer la vida más cómoda, la interiorista planteó que hubiera una puerta que comunicara el despacho compartido con el garaje, para que así fuera más cómodo entrar la compra desde el coche hasta la cocina.
Tampoco faltan un rincón para dejar los zapatos y los abrigos, o un aseo nada más entrar a la casa, por si vuelves con prisa para ir al baño. La lavandería, con lavadora y secadora, se instaló cerca de los dormitorios para que sea más cómodo mover la ropa. Además, en el baño se instaló una pequeña abertura que comunica esta estancia con la lavandería, permitiendo dejar allí directamente las toallas o la ropa sucia que te quitas antes de ducharte.
Para proporcionar seguridad en edades en las que las caídas pueden ser peligrosas, la interiorista usó un tratamiento que se aplicó sobre los azulejos hidráulicos para convertirlos en antideslizantes. De esta manera, el suelo del baño es el mismo en toda la estancia, incluyendo la ducha, evitando así la ruptura visual. Además, en el baño se decidió ocultar tanto el inodoro como la ducha para ganar en limpieza visual, apostando por una isla central para la poza, y llena de cajones para aumentar la capacidad de almacenamiento para liberar espacio visual y funcional.
Jordi Folch / Montse Morales Interiorismo
En la planta superior, el dormitorio integra un vestidor separado mediante un acristalamiento, ideal para aportar luminosidad y continuidad visual. En este espacio desataca el papel pintado de las paredes, y el ventilador con aspas de madera para afrontar los calores del verano.
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