Siempre asociamos el verano con el buen tiempo, pero la realidad es que dependiendo de la zona en la que vivas, también hay días de vacaciones en los que refresca y, por otro lado, lo ideal es poder disfrutar de los exteriores de una casa durante todo el año y no solo en las estaciones cálidas.
Hay muchas maneras de conectar una vivienda unifamiliar con su jardín, una de las más habituales es mediante el uso de puertas correderas acristaladas que mantienen la conexión visual en todo momento y que se apartan hacia un lado cuando se quiere conectar también físicamente, pero en esta vivienda la unión va más allá y los paneles acristalados no solo se desplazan sino que literalmente desaparecen de nuestra vista.
El truco es sencillo, las paredes de cristal se desplazan hacia abajo y quedan "enterradas" en el sótano de la vivienda cuando queremos que esta esté abierta al exterior, del mismo modo suben, protegen y separan cuando sea necesario. Imagino que la solución es tan costosa como espectacular, pero la verdad es que da gusto verla.
No tiene mucho sentido tener un jardín con lo que cuesta comprarlo y mantenerlo si después no puedes disfrutar de él al máximo. Una conexión como esta hace que el jardín sea como una prolongación de la sala de estar que queda totalmente abierta y facilita servir fuera comidas y cenas al conectar también de forma directa y sin obstáculos con la cocina.
No es que la puerta corredera sea una mala opción, pero aquí nos evitamos las guías en el suelo y el trozo en el que el doble cristal se acumula y ya no se puede desplazar más, así que claramente esta solución es aún mejor. ¿No os parece una pasada?
Vía | Notcot
Más información | Bergmeisterwolf
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