Las paredes de este refugio en Mallorca tienen más de setecientos años y entre sus ruinas medievales se ha levantado un pequeño hotel, el Refugio Son Pons de seis habitaciones, que se encuentra en medio de un naranjal en el norte de la isla .
En el patio de la antigua casa, sigue conservándose intacto el pozo medieval y las paredes de rocas naturales que han contemplado la vida del campo y el destino de la noble familia Pons, que fundó la propiedad en el s.XIII.
El arquitecto encargado de la reconstrucción de esta casa ha sido Manfred Tumfart. El trabajo de rehabilitación de la casona ha sido un trabajo muy cuidado en el que se organizaron los detalles, se crearon contrastes emocionantes entre lo antiguo y lo moderno y las estancias se ampliaron mediante una iluminación inteligente.
En la rehabilitación se han mantenido las cualidades básicas del edificio y se han incorporado a la decoración de las habitaciones y salas las distintas esculturas y objetos encontrados durante la obra.
La cuidadosa conversión en un pequeño hotel combina los materiales y los elementos estilísticos de varias épocas de una manera elegante pero respetuosa.
La decoración es escasa, un poco monacal, y la fuerza de la decoración se la llevan las paredes antiguas y la impresionante altura de los techos.
El escaso mobiliario, cabeceros, armarios, o los textiles en un inmaculado blanco hace que el protagonismo sea para el continente más que para el contenido, que sirve como recordatorio constante del pasado del lugar.
Las seis habitaciones y suites están dispuestas alrededor del patio, que cuenta la historia del edificio. Sus jardines exteriores son un pequeño oasis lleno de enredaderas silvestres, higueras, limoneros y membrillos. También la piscina, de piedra natural, está integrada de manera natural al fantástico entorno.
El conjunto final convierte a este pequeño hotel en un hermoso escondite en Mallorca, en el que disfrutar de la mezcla entre lo antiguo y lo nuevo y en el que la desconexión está asegurada.
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